Capítulo 8

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Zenitsu suspiro para sí mismo mientras ajustaba un poco su espada, su mirada se volvió hacia Inosuke, que caminaba junto a el, siguiéndole los pasos del gato unos pasos por delante de ellos. Una semana antes de su partida de la sede de los cazadores.

Si Kagaya aun pudiera ver, hubiera visto en los ojos de ambos cazadores el mismo impulso que ellos tenía para recuperar a Tanjirō. Con poco más de qué hablar, los dos comenzaron su viaje siguiendo al gato hasta su hogar, del cual ninguno de los dos conocía la ubicación. No dudaron del Amo y de las decisiones que tomó, pero seguir a un gato desconocido con un símbolo extraño en él era ciertamente algo que incluso ellos tenían un poco de aprensión.

Aunque si el patrón confiaba en aquel gato para guiarlos, ellos confiarían en el.

Su viaje desde el cuartel general de Demon Slayer Corps, finalmente se encontraron con una casa de aspecto pobre en las afueras de un pueblo más pequeño ubicado cómodamente en una llanura rodeada de colinas verdes. El gato les maulló, indicando que ese era su destino, y se fue hacia la casa de campo a un ritmo acelerado.

Inosuke miro a Zenitsu, los dos asesinos lo siguieron hasta la puerta principal de la casa, donde el gato se sentó y volvió a maullar fuerte mientras arañaba la puerta. Después de unos segundos, Zenitsu escuchó pasos desde el otro lado de la puerta acercándose hasta que una mujer mayor con ropa de enfermera abrió la puerta que ni Inosuke ni Zenitsu habían visto antes.

—Ahí estás Chachamaru... ¿Pudiste verlo de nuevo? —la mujer le preguntó mientras levantaba al gato y le acariciaba la cabeza, antes de encontrarse cara a cara con Zenitsu e Inosuke. Sus ojos se abrieron y jadeó, la mano que estaba usando para acariciar a Chachamaru cubriendo su boca.

—Q... ¿Quiénes son ustedes dos? —

—Um, somos del Demon Slayer Corps... Soy Zenitsu Agatsuma, y este es mi compañero, Hashibira Inosuke —presentó, indicándose a sí mismo y luego a Inosuke a su lado.

La boca de la mujer se cerró y se inclinó un poco, mirando detrás de ellos de izquierda a derecha para asegurarse de que estuvieran solos, antes de indicarles que entraran a su casa haciéndose a un lado. Inosuke y Zenitsu entraron con cautela a la casa mientras la pelinegra soltaba a Chachamaru de sus brazos para seguir su camino, antes de cerrar la puerta y pararse frente a ellos mientras sostenía sus brazos frente a su abdomen con una expresión suave.

—Si pudieran seguirme, nos llevare a un lugar más cómodo —dijo en voz baja, Ambos asintieron mientras la seguían a la sala común de la casa, pasando por una sala de trabajo que tenía varios suministros y equipos médicos dentro.

Zenitsu comenzó a preguntarse por qué Ubuyashiki los habría enviado a la casa de una enfermera hermosa de un pueblo rural, antes de sentir una irregularidad en el hogar. Sus ojos se abrieron mientras miraba la espalda de enfermera. Con una rápida mirada a su compañero, vio que el también lo noto. Su mano pareció levantarse lentamente hacia su espada, antes de que Tamayo lo mirara y le sonriera suavemente mientras negaba con la cabeza.

—Lo sé... pueden confiar en mí. Te lo prometo, no soy un enemigo. Puedo decirles todo lo que quieran saber una vez que estemos cómodos —

—O... está bien... —respondió, su mano cayendo de nuevo a su lado.

Una vez que estuvieron en la sala común, sentados frente a Tamayo con un poco de té recién hecho y tazas colocadas entre ellos, la mujer les suspiró mientras apoyaba las manos en su regazo. Sabía que ambos cazadores habían detectado quién era ella, por lo que no tenía sentido seguir ocultándoselo y voluntariamente permitió que sus ojos de aspecto humano volvieran a ser los de un demonio real.

Los ojos de ambos cazadores se abrieron considerablemente ante la revelación, pero antes de que pudieran hacer o decir algo, aquella mujer levanto una mano para mantenerlos en calma. Inosuke compartió una mirada con Zenitsu por un breve momento antes de gruñir, asentir y relajarse como le pidió en silencio con los ojos.

Sol DesviadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora