𝟎𝟎𝟒. in the hands of the Gods.

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Helaena ya no podía sentirse cómoda, al menos no al lado de él

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Helaena ya no podía sentirse cómoda, al menos no al lado de él.

Habían cosas que aún la hacían enfurecer, sobre todo cuando de trataba de sus hijos, sin más que pensar de éso empezó a caminar sin rumbo como todos los días en su aburrida existencia como ella lo llamaba.

Helaena tenía una mueca de aburrimiento, mientras caminaba suspiraba sin saber que hacer, cuando pasó lentamente al lado de una habitación.

-¡como puedes ser así de insolente!-helaena reconoció esa voz, era su madre.
-es normal con él, madre, deberías saberlo ya, no importa cuanto te empeñes en hacer que cambié, es un imbécil que claramente no va a cambiar- otra voz, aemond.

-lo único que hacen es discutir desde que llegué- helaena pudo escuchar el cansancio en la voz de su hermano menor, daeron.

-tu no tienes nada que ver, puedes largarte.- aegon, la voz era de él.

-¡no le hables así a tu hermano! ,Si estámos aquí es por ti, aegon.- el disgusto en la voz de alicent era notable, con cada palabra que ella expresaba de manera inconforme.

¿De nuevo todos estaban contra él?

Tal vez si estába furiosa con él, pero le hartaban las peleas de su familia a causa de aegon, y el no parecía esforzarse en querer defenderse, de alguna forma estaría ya acostumbrado.

abrió la puerta llamando la atención de los presentes, cerró rápidamente detrás de ella antes de caminar frente a su madre y hermanos, solo faltaba que su abuelo llegará.

-¿que sucede?- preguntó, como si de dicha manera no los hubiera escuchado detrás de la puerta.

-no es algo que te incumba.- contestó el mayor con una mueca cansada, después de todo.. No quería meterla en más problemas por su culpa.

-me incumbe demasiado, sobre todo por qué eres mi hermano y esposo aegon.- contestó en voz baja, tal vez solo con un poco... solo un poco de disgusto.

Su madre que aún no había dicho nada, enderezó su postura antes de recobrar la voz y contestarle.

-Aegon no llegó a noche, y esa noche una sirvienta no estába, renunció a su labor por la mañana.- de nuevo, esa incomodidad.. En su garganta que no le permitía hablar ante las palabras de su madre.

-oh.- fue lo único qué salió de sus labios, pudo observar que el desvío la mirada en su totalidad, con una mueca, entre triste, avergonzado y ira.

-ya te lo dije, no fuí yo, ¿por que siempre vienes contra mí?- vaciló Aegon dejando caer su espalda en la silla mientras un suspiro pesado salia de sus labios.

-¿tal vez por que el único que hace estupideces eres tú?- se metió nuevamente a la conversación Aemond, como si el fuera un santo.

-Tal vez deberían juntar pruebas de ello antes de arremeter contra aegon.- dijo daeron, quien había estado callado durante toda la pelea.

SECOND CHANCE ✶ HELAGON. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora