Spy [Parte 2] (Shadows House)

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Annalise aferró con fuerza el vaso de agua. Necesitaba alguien para conversar sobre el debut tranquilamente, y si podía aplicar ese truco que le había enseñado Annie para combatir la enfermedad del hollín...

Sabía que no era bueno quitarle el lavado de cerebro, pero sería sólo esa noche. Además, no era necesario que Annie le repitiera las reglas de la mansión una y otra vez, ya las conocía bien.

-¡Annie! - Llamó a la sirvienta.

Ella llegó casi inmediatamente. Sus ojos tenían ese feo efecto que les causaba el café especial. Annalise sabía que obedecería si se lo pedía.

-Annalise quiere que Annie tome agua. Mucha agua.

Le entregó el vaso a la muñeca, quien tragó el contenido de un tirón. Luego otro. Luego uno más. Y le siguieron varios más.

Después de un rato que, pueden tenerlo por seguro, fue una tortura, pareció que el café dejó de controlarla. Ayudando a Annie a sentarse, Annalise salió al ataque:

-Lo que vieron Annalise y Coraline en el final del debut... ¿Qué le parece a Annie?

-¿A qué se refiere, señorita?

-A la muñeca enferma, Beth.

-Oh, bueno... -La expresión de Annie se oscureció -. Es horrible. No conocía mucho a Beth, pero en las limpiezas, solía oírla quejarse porque le dolía algo o se sentía débil, y sus compañeras de equipo le decían holgazana, lo que la ponía de mal humor. La verdad, no creía que una muñeca pudiera ser tan parecida a un ser humano como para estar enferma. Y ella y la señorita Lisbeth perdieron el debut por eso, y- Intentó ahogar un sollozo.

Otra punzada se clavó en el cerebro de Annalise. Si no hubiera asistido a la selección, esa chica podría haber pasado sus últimos días tranquila en su casa, en vez de ser explotada por la mansión. Quizás hasta hubiera tenido más tiempo, al estar en un ambiente más preocupado por su salud.

-La señorita Lisbeth parecía ser algo tímida pero divertida -. Agregó Annie.

-¿Qué? ¿Cómo puede saber algo así Annie?

-Jeje, puede que Coral y yo nos hayamos perdido un poco en el camino, y nos cruzamos con la localización dos. El maestro Lysandro y la señorita Lisbeth ya estaban en el borde exterior y hablamos un poco, sobre todo con el maestro Lysandro. Él era muy amable. También nos fueron de ayuda.

-Ah, Annalise ya lo entiende.

Viendo la expresión cansada de la muñeca, debido al debut y a la gran cantidad de agua que tuvo que tomar, Annalise se ofreció a hacer algo que nunca se le hubiera ocurrido unas semanas atrás.

-¿Quisiera Annie que Annalise la arrope?

-¿Eh? ¿Arroparme? Quiere decir en mi cuarto, ¿Verdad?

-Sí, exactamente.

-P-pero, se supone que yo estoy para servirla a usted, no al contrario...

-¡No importa! ¡Será sólo por esta vez!

-Bueno...

Annie tomó la mano de Annalise, como si fuera una niña tomando la de su madre antes de cruzar la calle, y la llevó hasta su habitación. A pesar de que la parte superior de la caja se cernía, amenazante, sobre ella, Annalise la ignoró lo mejor que pudo, y tapó bien a la niña.

Viendo que Annie se durmió rápidamente, la adulta cerró la caja con suavidad y luego fue a prepararse para dormir.

Lamentablemente, no podría dormirse igual de fácil que su muñeca. Por su cabeza circulaban miles de pensamientos, entremezclándose tanto que era difícil discernirlos.

El cuartito del fondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora