12. Esto debe ser una broma

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— Ya está todo listo capitán, cuando dé la orden nos iremos — Declara con tranquilidad Kai, recibiendo un asentimiento de cabeza como respuesta antes de retirarse de vuelta a su camarote.

Finalmente el día había llegado, se irían de Portugal.

Jimin simplemente mira por la proa a la distancia, concentrado en su propia respiración, un sentimiento agridulce lo acompaña.

Escucha el jolgorio de la tripulación, todos felices por Sehun y Luhan, la dicha de la pareja que se unió sin ninguna restricción, el Omega decidió dejar todo por irse con él.
El capitán suelta un suspiro, un profundo sentimiento de ¿Envidia? Quizás, más bien de compadecerse de sí mismo.

Quiere irse, necesita largarse, volver a encauzar su vida por el mar directo a su siguiente objetivo.
Y también quiere sucumbir a su instinto, anidarse junto a ese alfa pelirrojo y estar para siempre en la cotidianidad a su lado.

Se siente como si tuviera ensoñaciones de princesa, con esa inocencia casi infantil.
Sólo habló un poco con él y se sintió derretido por completo, tuvo compasión e incluso cuidado con la forma de hablarle, para evitar dañarlo, quiso cautelar por completo esa hermosa sonrisa.

Se desconoce a sí mismo con esa actitud tan… amable.

Pero el alfa no había hecho nada para molestarlo, realmente no había hecho nada más que mirarlo y acabar con su mundo.
Aún le queda un poco de criterio y no puede odiarlo, no podía simplemente tratarlo mal y amenazarlo para que se alejara.
No podía, no es así de cruel.

Pero dió la orden de igual forma, no podía estar un minuto más en ese país, extrañando a ese bailarín.
Sus caminos se cruzaron pero no se unieron, y pensar en eso es tan doloroso como una aguja en las uñas.
Comienzan su navegación, bajo la conducción impoluta de Namjoon que dirige el timón, utilizando el fuerte viento del alba para poder avanzar lo más rápido posible, siguiendo la ruta marcada por Jimin en las cartas

Trata de mantener la compostura y vivir la alegría de la feliz pareja, camuflar su propia incomodidad y dolor.
Está convencido de que es algo que debe vivir solo, Jin conoce un poco de la historia pero no se siente cómodo verbalizandolo.
Menos aún con Jungkook.

El jamás lo sabrá, fue una historia que inició y acabó, un secreto que jamás revelará.
Por más que duela.

Tenía miedo de que su relación cambiara, y lo hizo pero no de la forma que creía, aún dormir cada noche a su lado sigue siendo lo mejor, todavía desea su compañía todos los días, y eso lo tranquiliza.
Lo que cambió es que quizás ya no se siente tan obsesivo, como si Jungkook fuera una especie de semidios en su cama, sintiéndose indigno de su tacto.
No, sabe que otro hombre lo miró, que es digno de afecto y lujuria, de ser amado por él y por cualquiera.

Pasó la primera noche en altamar y por fin se siente más tranquilo.
Aún siente la compañía, como si fuera una pequeña mariposa que se quedó a su lado para nunca sentir la ausencia de ese pelirrojo.

Un grito de Kyung-soo alerta a la tripulación, quienes suben a la cubierta para observar una embarcación más pequeña iniciando un ataque.
Todos los hombres tomaron sus armas, defendiendo su hogar con todo el poder que tuvieran.
Balas, espadas, navajas, lo necesario para poder aplacar la violencia ajena.

El olor a pólvora, madera quemada y sangre se extiende por el lugar.
Jimin y Nam tomaron al capitán del barco en garantía para evitar la continuidad del frente enemigo.
Habían soportado un fuerte ataque, pero sobrevivieron.

Amarraron al capitán de ese navío, poniéndolo de forma vertical pero hacia abajo, para acumular la sangre en su cabeza mientras lo atan al mástil.

— Van a entregar absolutamente todo lo útil que tengan hijos de la grandísima puta — Gruñe Jimin con fiereza, sintiendo su brazo un poco tembloroso apuntando a la cabeza de uno de los subordinados.

[+18] Así se hace en Portugal [Omegaverse]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora