—Bueno, ¿en donde nos vamos? —Carlos me mira sin entender —En avión, ¿no?
—Y en cole digo yo, no es como si el cielo sea territorio de tu padre. O bueno, los dioses pueden llegar a ser buenos o malos dependiendo de si le caes bien o no, tenemos oportunidad. —mientras hablaba saqué una bolsa de plástico con caramelos y dibujos que hice en mi estancia en el hotel. Seguí caminando en automático recordándolos, a ellos y el esfuerzo en vano que tuve que dar para venir hasta New York.
Mi vista caía en mis zapatos sucios y a la nueva ropa que me puse unos segundos antes de irnos, en los baños de mi antigua habitación. Pensé que tal vez nunca más iba a tener esta oportunidad y quise volver sobre mis pies e irme hacía ellos, pero por otro lado sabía que no debía; por algo me buscaban los dioses y no sabía el por qué, lo único que me sujetaba de Argentina era mi familia y la soledad que comenzaba a expandirse en mi pecho. Solo por esa razón accedía. Por mi familia, mi mamá y hermana. Solo por ellas.
—A todo esto, ¿qué estará pasando allá con mis compañeros? —interrumpo sin querer. Contemplé sus ojos negros esperando una reacción, cualquiera. Solo atinó a dejar salir una exclamación como si apenas se hubiera acordado.
Mientras tanto.
Estaban comiendo en el Mc Donald's. Los chicos y los dos profesores a cargo llenaban el comercio provocando un poco de saturación por los grandes pedidos y la gran banda de autos que esperaban afuera por su turno de ordenar.
Los empleados corrían trayendo papas fritas o bolsas de hamburguesas.
Sin presentarlo una chica parpadeo los ojos y al mismo tiempo sus ojos se ensancharon. Sintiendo una mala espina y con gran paciencia fue contando a cada compañero suyo, volviendo a contarlos un par de veces porque estos se movían mucho.
Diecinueve chicos.
Faltaba alguien. Eran veinte.Se levantó de un salto, inquieta y todos saltaron por la sorpresa. Sentía que su cuerpo no era el suyo y como pudo preguntó a los demás su duda, quería saber si no estaba equivocada o solo era ella.
—Chicos, ¿no falta alguien? —los demás chicos se miraron confundidos —Nara Araujo, —mencionó con obviedad —no está.
—¿Quién es? —preguntó uno.
—¿Nara quién? —saltó otro.
—Rocio, —la profe paso su brazo por los hombros de la chica con preocupación —¿estas bien? No hay ninguna Nara Araujo en este viaje —explicó.
—Sí, ell-a, es-s —quiso replicar, decir que algo estaba mal pero fue como un manto que le tapo los ojos y no pudo recordar más. Se preguntó por qué hizo eso si nisiquiera sabia quién era la tal Nara —Estoy bien, no sé que me paso —tocó su cabeza y tomo asiento de nuevo. Enfrascada en el ahora. Perdiendo rastro de su compañera de cuarto.
Mantuve la mirada y ante no oír ninguna palabra vuelvo mi vista al frente. ¿Cómo debería sentirme? porque ya estoy sintiendo demasiadas cosas y mi vaso no tiene fondo infinito. Solo deseo respuestas pero no estoy obteniendo nada.
No sé por qué carajo me quieren llevar de vuelta a Argentina. El por qué mi mamá nunca me dijo que era una semidiosa. Quien era ese señor raro del hotel. Por qué soy tan importante para los dioses y ni siquiera sé de cuál mitología (o bueno, en realidad son pueblos originarios con diferencias religiosas) es decir... allá hay muchas, como los Tehuelches; Selk'nam, Yaghan, etc. Y en serio no quiero romperme la cabeza con cosas nuevas.
—Nara, no te hagas problema, los dioses saben que hacer. —me detengo y lo miro detenidamente. —Es decir, ellos te ayudaran a "escapar".
—¿Escapar? —él asiente tranquilo —¿Me están ayudando a escapar de ellos mismos? —pregunto. Hago el intento de seguir siendo paciente pero todo se me esta revolviendo, como una licuadora en el que mi cerebro esta siendo la victima.

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ᴅᴇᴍɪɢᴏᴅᴅᴇꜱꜱ ᴏꜰ ᴘᴀᴛᴀɢᴏɴɪᴀ ─ᴘᴊᴏ
Fanfic¿Y si te enteraras que eres una semidiosa? ¿Y de una mitología poco conocida? ¿Una mitología de divinidades fuertes y campeones del mundo? Esta es la historia de Nara, semidiosa de la patagonia. ¿Se animan a leerla? Todos los derechos son del tio...