¿En qué me metí ahora?El sudor en mi rostro y mis ojos tan abiertos por la sorpresa me diferenciaba de la multitud que paseaba por las calles de New York. Las piernas me temblaban y la terribles ganas de beber me estaba produciendo dolor de cabeza. Volteo hacia atrás, rezando que esto solo fuera una de mis tantas pesadillas.
Y no.
Unas cinco criaturas me seguían el paso a toda velocidad. Tenía el corazón en la garganta, las manos me sudaban y temblaban más que yo viendo a mi mamá enojada. Aquellos gruñidos, risas y burla estremecía a todo aquel que los oiga. Si tan solo no hubiera ido al viaje esto de seguro no estaría pasando, o si solo ignoraba a ese raro señor.
Mis jadeos era lo único que escuchaba. Grité al casi caerme de cara contra la calle, me estabilice como pude y seguí mi corrida, siendo distraída por una brillosa luz que pude reconocer dónde se encontraba, por la luminosidad del sol.
Bajé mi ritmo y lo tomé en mi manos.
Era una tarjeta de presentación. Tenía animalitos saltando dibujados en él. Tierno.
Campamento Yerba Buena
Carlos Perez, sátiro principal de la asamblea general de Argentina.
Cualquier cosa no dude en consultar al: 011 333221
¡Tenga cuidado con los monstruos!
Al leer aquella última palabra me sorprendí al encontrarme parada inconscientemente, tiesa. Sin predecirlo una de esas criaturas me mandó a comer pasto, el impacto de su golpe fue tanto que juraría tener un hueso roto. El dolor es insoportableMi vista se nubló por unos segundos, lo inmóvil ahora daba vueltas a mi alrededor. Oí carcajadas, se burlaban de mi, ¡malditas loras! Necesitaba apresurarme e ir a ese campamento mestizo. Pero bueno, soy Sagitario, y solo corría, dejaré al destino si encuentro ese lugar o me matan aquí.
Aún débil por aquel golpe me incorpore, aproveche lo distraídas que se encontraban esas bestias y fije mi vista a la carretera, ya había corrido bastante y debido al golpe solo me quedaba pocos minutos para llegar... eso creía. Observe los arbustos que ocultaban el camino de cemento, en lo alto de ellos el viento mecía con total lentitud sus ramas gruesas. Al instante supe que lograría llegar..., moribunda pero llegaría.
─La que te pario, siempre llevándome lo peor, que bronca loco .─bufé
Lleno de aire mis pulmones y con duda me incorporo, un leve pinchazo en mi pecho me advierte de correr, sino sería tarde. Los pies me martillan y el talón me arde como hierro caliente; daba por hecho que luego me saldrían tantas ampollas como granos que tengo en la frente.
Esto me hacia acordar a un libro que leí el año pasado; se trataba de 100 muchachos que debían correr varias kilómetros, tenían tres oportunidades y si las perdías a todas te mataban. Solamente ganaba el corredor que seguía en pie; recuerdo que el protagonista se llama (o así lo llamaban los otros personajes) Garraty, muy raro el final de aquel libro. Pero la agonía que sufrían los corredores y su desesperación al no poder más, el saber que no podrían ver a su familia nunca y ser explotados en mitad de la calle, delante de personas ignorantes era... simplemente muy loco de leer.
─¡Mocosa, ven aquí! ─me sobresalte al escuchar el grito de una de ellas. Yo y mi TDAH.
Sentí mi manos hormiguear junto a un prominente dolor que me hizo soltar un quejido involuntario. Inconscientemente miré a mi derecha y supe en ese instante que ahí era ese tal campamento.

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ᴅᴇᴍɪɢᴏᴅᴅᴇꜱꜱ ᴏꜰ ᴘᴀᴛᴀɢᴏɴɪᴀ ─ᴘᴊᴏ
أدب الهواة¿Y si te enteraras que eres una semidiosa? ¿Y de una mitología poco conocida? ¿Una mitología de divinidades fuertes y campeones del mundo? Esta es la historia de Nara, semidiosa de la patagonia. ¿Se animan a leerla? Todos los derechos son del tio...