Capítulo 22

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— Pero, ¿estás segura? —Marc se partió un trozo de pan y me miró con el ceño fruncido.

— Que sí, coño. Lo he visto con mis propios ojos. Se ha hecho el test delante de mí. Está embarazada de un mes y pico, puedes respirar tranquilo. No es tuyo —mojé un trozo de pan en la salsa de tomate y me lo metí en la boca.

— Joder —abrió los ojos y se quedó mirando fijamente la puerta de la galería —, menudo marrón —asentí —. ¿Qué va a hacer?

— No lo sé, no he hablado con ella del tema. Hemos quedado para merendar y hablar. Tampoco quiero agobiarla, me pongo en su situación y es una puta mierda —apoyé la espalda en el respaldo de la silla y aparté el plato de comida.

— Y más siendo ella y su supuesta situación familiar —asentí.

— Esa es otra, a saber lo que realmente ha pasado con su familia y en fin. Estamos hablando por hablar —me levanté de la silla y caminé hasta la nevera. Saqué un yogur de mango de Alpro y le di una manzana a Marc —. ¿Te quedas a dormir? —cambié de tema, él dudó, pero finalmente asintió con la cabeza.

— Si me lo pides un poquito menos irascible, igual sí —me agarró de las caderas y me atrajo hacia él. Me acarició las piernas y apoyó la frente en mi abdomen —. Oye, no me has comentado nada acerca de lo de Luar La L —sonreí en cuanto escuché aquello.

— Te lo he dicho por WhatsApp —perdí mis manos en su pelo, él se abrazó a mí.

— Que va, si yo me he enterado por Héctor —fruncí el ceño porque estaba convencida de que le había mandando el mensaje. Cogí mi móvil para comprobarlo, negué riéndome en cuanto vi que el mensaje estaba escrito, pero no llegué a enviarlo.

— Ha sido muy guay, raro, pero no sé. Sabe de mi existencia —le saqué la lengua.

— De todos los vídeos ha tenido que compartir el tuyo —empleó cierto tono que evidenció sus celos —. Tiene buen gusto —sus manos se despegaron de mí espalda y se posaron sobre mi trasero.

— ¿Puedes dejar de manosearme el culo? Mi padre está por ahí y como entre...

— Tus padres ahora mismo son el menor de mis problemas. Son colegas —me dio una palmada en el culo y se separó —. Una siesta antes de entrenar sí que me echo —comenzó a pelar la manzana y yo volví a mí sitio. Me acabé el medio yogur que quedaba de por la mañana y con la ayuda de Marc metimos todo en el lavavajillas. Por suerte, Axel e Isadora estaban en el comedor del colegio, Sergio estaría a punto de irse a la oficina y mi padre se había ido de viaje a Turquía por temas de trabajo —. No quiero ser metomentodo, pero a qué se dedican tus padres. Me ha entrado curiosidad.

Plaies d'amour ▪︎ MARC GUIUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora