𝑾𝒊𝒍𝒅 𝑴𝒂𝒈𝒊𝒄 - Hunter x female OC

Evelyn Clawthorne

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"Watching and dreaming"
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El cielo estrellado le recordaba a cuando era pequeña, sus preocupaciones eran mínimas, solo debía pensar en que deseaba desayunar o en qué tipo de calzado le sería más cómodo para utilizar durante el día; pues, era tan solo una niña.

Las memorias eran poderosas, dicen que uno desbloquea recuerdos cuando un momento similar del presente te lleva hacia el pasado, era cierto.
Eve solía mirar los astros brillantes con su madre en el tejado de su casa, era un tipo de pasatiempo que ellas tenían, claro que los días de lluvia no podían hacerlo, aún no había nadie que fuese inmune a las gotas de ácido de las Islas... por ahora.

Tan rápido como aquel recuerdo, Eve se levantó del suelo sosteniendo su cabeza. Inspeccionó el lugar en el que había estado recostada, encontrándose con un suelo parecido a un tablero de ajedrez del Reino Humano, había grandes objetos sobre el suelo abrillantado, pelotas, copas y demás.

El ruido de un suspiro llegó a sus oídos para girar su cabeza hacia la derecha encontrándose con Luz.

— ¡Luz! — gritó ella, al mismo tiempo que la morena corría para abrazar a su amiga con los ojos cristalizados.

— Oh, Eve, fue horrible, yo- yo estaba... y Amity, y cuando... — sollozó mientras balbuceaba.

— Tranquila, Luz, estás a salvo — le sonrió la pelirroja con cariño.
Luego de un segundo, sus ojos se desviaron del rostro de la morena, su vista pasó a la figura de su madre que estaba detrás de ella. Marionetas estaban sobre la adulta, sostenidas con las mismas cuerdas rosadas que vio en Hunter momentos atrás.

— ¿Mamá? — murmuró para si misma, sintiendo como sus manos comenzaban a temblar.

Luz se percató de que King estaba detrás de la pelirroja, y así fue que ambas intercambiaron lugar observando a la Dama Búho y al pequeño demonio siendo atrapados en pesadillas ideadas por El Coleccionista.

— Eve, debemos- — comenzó a hablar la humana, viéndose interrumpida por la pelirroja.

— Lo sé — le dijo la de orejas puntiagudas con una mirada decisiva, la morena le extendió un glifo de luz con cuidado, para luego correr hasta el demonio sentado en un extremo de aquella superficie cristalina.

La pelirroja corrió hasta arrodillarse al lado de su madre, le tomó la mano, percatándose de que la Dama Búho carecía de un brazo. Negó con su cabeza, eso era tema para después. Extendió su palma y colocó con delicadeza aquel papel, el cual rápidamente se convirtió en una pequeña esfera de luz.

Eda despertó de aquella pesadilla parpadeando varias veces, miró al cielo observando como los títeres desaparecían entre nubes, para luego observar con precaución a sus lados.

La adulta frunció su ceño sintiendo como los vellos de sus brazos se erizaban al ver a su hija frente a ella.
— ¿Eve? ¿Eres tú, hija? — la pelirroja asintió con lágrimas en sus ojos para luego sentir como  su madre estiraba su brazo tomándola con fuerza, atrayéndola hacia ella. El brazo de la de cabello gris rodeó la espalda de la muchacha mientras hundía su cabeza en el hombro de su hija.

— No sabes cuánta falta me hiciste, mamá — suspiró sintiendo el olor característico a hogar y roble de su madre.

— ¿Realmente estás aquí? — sollozó la adulta.

— Estamos — aclaró la pelirroja, separándose del abrazo, permitiéndole a su madre dirigir su vista hacia la morena, quien estaba siendo abrazada por King.

Eda se paró sin creerlo, y tomando la mano de su hija corrió hasta la humana.

— Vengan con nosotros, brujas — expresó la morena estirando su brazo.
King corrió hacia Eve con sus brazos extendidos para lanzarse sobre ella mientras derramaba fugaces lágrimas.