the end

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El atardecer estaba precioso, sus ojos brillaban gracias a la luz esplendorosa del sol que estaba ocultándose. Debían apurarse, o de lo contrario, llegarían tarde.

La de ojos bi color vio sus rodillas, pensando seriamente que debía utilizar mas de aquel hidratante que Willow le había regalado, su piel picaba y tenia una vista quebradiza, había estado entrenando mucho últimamente y no tuvo tiempo de cuidar su piel de forma adecuada.
El Derby Volador le robaba mucho tiempo, aunque una de las cosas que adoraba del deporte era aquella libertad al volar que tenía.

El viento en su rostro se sintió rejuvenecedor, la trasladó al pasado, aquel día que cumplió los diecisiete años, y a pesar de no haber podido celebrarlos debido al caos en las Islas Hirvientes por... ya sabemos quien, sintió nuevamente como la adrenalina y la emoción recorrían sus venas.

Sin duda el destino había hecho de las suyas y se encargo de darle un buen futuro, a punto de terminar la Universidad de Magia Salvaje, y graduarse oficialmente como Consejera mágica, sentía que se encontraba en su mejor momento. Luz le había comentado que había algo similar en el Reino Humano, aunque, cuando le explicó que era, supo que no tenían nada de parecido aquellas vocaciones.
Los consejeros mágicos se dedicaban a conectar con la fuerza física y mental, con la magia interna y de ciertos elementos que contribuían a aumentar el poder de uno mismo.

No había estado segura de que estudiar hasta que un día, Hunter le comentó una inquietud que tenía, pues, de pronto su palisman se había sacrificado para que el viviera, haciendo que sus poderes se transfirieran al muchacho. Eso la llevó a pensar mas a fondo como era que se conectaba la mente y la magia, pues, no era nada fácil empezar a hacer hechizos y menos cuando uno no tiene clara su mente. Quería dedicarse a ayudar, amaba hacerlo, después de todo, tenía complejo de hermana mayor gracias a Luz, ya que se la pasaba cuidando de ella desde que se habían conocido, convirtiéndose en familia.

– ¡Buena maniobra la de hoy, Eve!

La voz de su amiga de lentes la sacó de su trance, percatándose de que aún seguía con el cuello extendido hacia arriba para sentir con más satisfacción la brisa tibia en su rostro.

Ella rio – Ni que lo digas, Willow — le dio la razón — Cada día mejoras más como capitana – la halagó recibiendo una genuina sonrisa por parte de la peliverde.

– No podría hacerlo sin mi mano derecha – Willow le guiñó el ojo izquierdo provocando una risa nasal en la contraria, negando con la cabeza.

Acercó su torso a su bastón para aumentar la velocidad de su vuelo, su amiga la siguió mientras ambas observaban a Owlbert, supieron de inmediato que era hora.

– ¡No te demores mucho!

– ¿Qué? ¡Claro que no! Nunca me demoro – dijo la mayor, juntando sus cejas.

– La última vez que Hunter y tu vinieron juntos, llegaron veinte minutos después – la mirada acusadora de la lentes hizo ruborizar a la chica, ya recordaba que había ocurrido aquel día – sin mencionar que ambos llegaron desarreglados, solo digo que... no te disperses.

– ¡Willow! – le regañó la de ojos bi color con su rostro color carmesí, provocando una carcajada en su amiga.

Ambas se separaron, Eve observó como la peliverde se alejaba poco a poco mientras ella descendía con lentitud para tocar el suelo.
Llegó a un gran roble con hojas rojas, en una gran rama habia un cartel de madera con un pájaro tallado en el y con una señalización que decía "Palismanes". Sonrió con alegría para luego acercarse poco a poco hasta dentro del taller.

– ¡Hola, abuelo! ¡Hola, abuela! – saludó ella a sus parientes quienes correspondieron con una sonrisa mientras alzaban su mano balanceándola en el aire. La Reina Murciélago estaba allí, por lo que con algo de timidez, la chica asintió con su cabeza en forma de reverencia.

𝑾𝒊𝒍𝒅 𝑴𝒂𝒈𝒊𝒄 - Hunter x female OC Donde viven las historias. Descúbrelo ahora