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A la mañana siguiente Nakamoto se había levantado con una opresión en el pecho y un vacío pensamiento en la cabeza.

No pudo pensar en nada por unos minutos y cuando recobró la conciencia la puerta de su oficina fue tocada dos veces antes de que Jeongyeon entrara por esta con el rostro afligido y pálido junto a un papel en sus manos.

—Amo... —la chica le entregó el papel con un ligero temblor en sus manos y él lo tomó confundido. — Se ha ido...

Entonces el saber hizo que la presión en su pecho creciera y que el sentimiento de ahogarse aumentara, desdobló el papel y entonces lo vió.

¿Alguna vez has escuchado esa frase... "Yo te quiero, pero no te necesito"
?

El rugido que lanzó nació desde lo más profundo de su pecho y Jeongyeon salió despavorida de la habitación cerrando detrás de ella las puertas, dejándolo otra vez solo, con la ira burbujeante en sus puños, el arrepentimiento en su cabeza y el dolor de su pérdida en el pecho.

La oficina estaba echa un desastre, todo volcado contra el suelo, nada se había salvado, y él ya no tenía nada más para lanzar si ya todo estaba destrozado, se paró frente a la ventana con el papel aún en manos como un recordatorio constante de lo que había provocado.

¿No era eso lo mejor? Sacar a Taeyong de su vida y de su casa, dejar de ver sus sonrisas que encantaban o dejar de escuchar sus burlas hacia todo lo que lo molestaba.

Eso era lo mejor sin embargo no se sentía como correcto.

En cuanto el primer rayo de luz tocó su rostro Yuta sintió como algo resbalaba por su mejilla, era caliente, era su primera lágrima.

Él no recuerda cuando fue la última vez que lloró, tal vez hace ya muchos siglos, tal vez cuando supo la historia de su padre, el no lo sabe, pero está seguro que pasó mucho, mucho tiempo.

El llanto fue silencioso y constante, se pasó casi toda el día ahí, frente a la ventana, llorando sin vergüenza pero no dejando que cualquier sonido se escapará de su boca.

Llegada la tarde, cuando el cielo se pintó de colores anaranjados y rosados él ya había terminado de convencerse de que eso era lo correcto, Taeyong era libre, él también, y ahora tenía cosas más importantes de las que preocuparse...

En cuanto llegó al sótano de la casa y vio a Taeil hablar con él rebelde tomó una silla y se sentó sobre ella con el rostro neutro sin dar paso a preguntas más que las suyas.

—Y bien, ¿que hemos conseguido? — preguntó, Taeil lo vio unos segundos antes de suspirar y volver su atención al rebelde.

—Si era cierto, él es Jongin — contestó Taeil mientras que el rebelde se removía inquieto en su sitio — el proceso fue el mismo por lo que nos dijo, pero la transformación fue al instante, solo ha pasado una semana y su olor ya ha mejorado pero sigue siendo eso... un rebelde.

—Entonces los vampiros también pueden ser rebeldes...

—De todas formas ya contó todo sin embargo necesitaremos otra prueba para llevar a JinKi con el consejo.

—¿Lo que tenemos no es suficiente?

—Solo sabemos que quiere convertir a toda tu tribu en rebeldes para atacar a la mía y otras más en el mapa sin embargo aún nos queda otros temas que estoy seguro de que él está involucrado.

—Sabemos también como pensaba convencer a los ministros a través de sus mujeres, eso nos dará mayor ventaja en cuanto a conciencia y sobre los otros temas, sabemos que fueron rebeldes.

—Pero esos rebeldes ¿a quién obedecían? Ellos tenían los collares Nakamoto.

El azabache asintió antes de enfocar su vista en el que antes era el consejero Jongin, un vampiro joven con tan solo un siglo de edad que ahora era un rebelde.

JinKi tenía mucha imaginación para conseguir lo que quería.

—Yuta —llamó Taeil a lo que Nakamoto respondió con un vago «Mhm» — ¿De verdad lo harás? Las cazas quedarán olvidadas, lo sabes.

El más alto asintió sin embargo permaneció en silencio por unos minutos.

—Ya no es una opción, es imposible retrasarlo más tiempo, además, siendo el nuevo líder tendré más oportunidad para desterrar a JinKi o sugerir su muerte.

Cuando terminó de despedir a Taeil y luego de una breve charla con Donghyuck respecto a su relación con su mejor amigo caminó con lentitud hasta la oficina de su madre, evitarla no era ya parte de sus planes, tarde o temprano tendrían que hablar.

Y Nakamoto prefería que sea más temprano que tarde.

Ingresó sin tocar observando como su madre despegaba la vista de sus papeles y la enfocaba en él, suspiró cansado y se sentó en uno de los sillones, esperando, se sentía como un niño de nuevo, frente a ella se sentía vulnerable.

—Yo no quería qué...

—Conozco tus miedos Yuta, sin embargo estoy orgullosa de ellos.

El azabache la miró sin entender y ella sonrió a labio cerrado con los ojos demostrando cansancio pero también comprensión.

—¿Sabes por qué estoy orgullosa de tus miedos Yuta? — preguntó ella mientras se levantaba de su sitio y caminaba hasta sentarse a su lado. — Hemos vivido tanto tiempo que ya hemos pasado por mucho, las emociones son algo casi extinto para nuestra gente y el miedo no es algo que sintamos con frecuencia, estoy orgullosa de tus miedos porque eso te hace un poco más humano, eso te hace ser menos bestia.

—De todas formas fui una bestia con él.

—Yo sé hijo... que temes perderlo a causa de tus enemigos, temes que él no esté dispuesto a enfrentar eso para estar contigo — Yuta asintió lento. — pero, ¿Qué pasa si él si está dispuesto? — el azabache intento hablar sin embargo ella lo interrumpió. — No lo sabrás Yuta, jamás se lo preguntaste.

—Él no me quiere a su lado.

—¿Y tú cómo lo sabes?

—Él se fue...

—¿Por qué lo hizo?

Parecía que ella no buscaba una respuesta si no que yo encontrara la razón para mí mismo.

¿Por qué se fue Taeyong?

Yuta está seguro que por todas las cosas que dijo desde que despertó el día de ayer.

Fetiche. YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora