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— Encárgate de lo demás, en cuanto-

La puerta fue abierta de un tirón y de esta aparecieron dos chicos, uno de cabellos rubios y el otro de cabellos rojizos, ambos mantenían miradas iracundas y la mandíbula tensa haciendo que por inercia los dos mayores en el lugar se tensaran en su sitio.

— ¿Taeyong? Bebé, ¿que tienes? —preguntó el Nakamoto mayor observando de reojo como su hermano menor se llevaba a rastras a Taeil quien se dejó hacer sin remedio, ninguna quería tentar su suerte no obedeciendo a los menores.

En cuanto la puerta fue cerrada Taeyong no dudó en dar camino hasta posarse a un lado de su silla y luego tomar asiento sobre su regazo.

— Los quiero lejos.

Eso hizo a Yuta fruncir el ceño.

— ¿A quienes bebé?

Taeyong gruñó por lo bajo mientras su mejilla se acariciaba contra su cuello.

— A los hermanos Yoo.

Eso tenía más sentido. Sabía con certeza que Taeyong no se llevaba muy bien con uno de los hermanos Yoo, ambos habían sido contratados como parte del personal de limpieza cuando Minjung pasó a ser oficialmente la pareja de su madre.

Suspiró antes de tomar la cintura de su pareja dando ligeras caricias en la zona y besar su cabello disfrutando del suave olor a frutos secos del menor.

— ¿Y porque razón?

Taeyong alejó su rostro para mirarlo y sus ojos brillaron de ira reprimida.

— No deberías estar preguntándome, deberías estar obedeciendo.

— No soy un maldito perro.

— Lo sé, pero así funciona esto.

No tardó mucho en unir las piezas en su cabeza antes de empujar sus labios contra los del menor en un beso rudo y dominante, buscando someterlo, sin embargo Taeyong era un chico terco que jamás le daba tregua por eso sus encuentros siempre terminaban en una búsqueda por el poder pero en algún momento alguno tendría que ceder.

— ¿Acaso estás usando mis palabras contra mí, Nakamoto Taeyong?

El pelirrojo rió bajo antes de tomar entre sus manos su quijada y ladearla para depositar un beso en su mejilla, sus labios hicieron un recorrido lento hasta su oreja y entonces ahí susurró.

— Tal vez.

Oh, conocía muy bien los juegos jode mentes de Taeyong, éste era sin duda uno de ellos.

— Supongo que no eres el único que lo quiere.

Taeyong asintió. — Estuve hablando con Donghyuck-

— ¿Hablando? — el menor rodó los ojos.

— Estuve quejándome con Donghyuck de que los hermanos Yoo no sabían respetar muy bien las relaciones ajenas.

— ¿A qué te refieres?

Eso pareció activar algo en el pelirrojo.

— ¡NAKAMOTO YUTA, DEJA DE HACERTE EL BRUTO!

El más alto rió nervioso antes de abrazar con más fuerza a su amado esposo y dejó pequeños besos en el cuello de este cerca de su marca de unión.

— No logro entender, amor.

Taeyong se paró de un salto de su sitio y acomodó los ligeros dobles de sus prendas antes de inclinarse y dejar un casto beso en sus labios.

— No importa, ya sé como arreglar este problema — Nakamoto frunció el ceño confundido antes de que su lengua humedeciera sus labios cuando sintió las manos del menor apretar ligeramente sus muslos. —, te tendré una sorpresa esta noche, ordenaré tu vino favorito.

Fetiche. YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora