𝑺𝑬𝑹𝑬𝑵𝑫𝑰𝑷𝑰𝑨 | jeon jungkook

Confesiones.

9

Claramente esto me estaba pasando a mí, la querida burla y bufona del universo. ¿Porque por quién se tomarían la molestia de alinear todas las estrellas solo para fastidiarla todo el bendito y santo tiempo, si no es a mí?

Ya que para mi desgracia, en este preciso momento el muy oportuno Jeon Jungkook se encontraba a tan solo algunos pequeños pasos de distancia de mi persona, y casi podía jurar que su mirada incrustada en mí era un claro y muy notorio: "No me hagas perder el tiempo"; aunque claro que yo no era quien se desvivía por y para cumplirle los deseos al rey, así que en ninguno de mis planes se encontraba hacerle el más mínimo caso.

—Es hora de irnos —repitió una vez más, creyendo que yo haría lo que él me dijera.

—No iré a ningún lado, y menos si es contigo —sentencié mirándolo a los ojos, desafiando la seguridad que había en sus palabras. Porque ya había hecho de este día uno de los más horribles a causa de su presencia, y estaba harta de tener que soportar su arrogancia.

Pero inesperadamente, mi guerra de miradas fue interrumpida por quien, en tan solo un respiro me hizo olvidar todas mis emociones negativas.

Dios santo, me desconectó del mundo ver al mismísimo Sam tomarme de la mano, entrelazando suavemente nuestros dedos para guiarme a quién sabía dónde, rodeando al incansable ser humano que yacía frente a nosotros para poder dejarlo atrás. Aunque para mi mala suerte la fantasía sólo me duró unos pocos segundos, cuando el mundo decidió ponerse nuevamente en mi contra.

—Lili... — comenzó a hablar una vez que me sostuvo bruscamente de la muñeca. —¿Olvidaste que fue tu madre quien me pidió llevarte hasta la puerta de tu casa? —soltó en un tono bajo, con esa voz lenta que usaba cada vez que me hacía saber que no tenía chances de ganarle.

Y aunque le regalé una de mis miradas asesinas, de esas que lo enterrarían cinco metros bajo tierra si tan solo pudiera, preferí rendirme y no decirle ni una sola palabra más. Exhausta por no poder quitármelo de encima tiré de mi mano para romper el agarre que ejercía sobre mí. No era de mi agrado tener contacto físico suyo y menos cuando me estaba obligando a algo como si le perteneciera. Seguido a eso, milagrosamente tuvo la gentileza de hacerse un mísero paso hacia atrás, cediéndome un poco de mi espacio personal. Me di la vuelta y logré quedar una vez más, frente a frente con el dueño de mi reciente sufrimiento.

Sam dejó ir mi mano, y mirándome a los ojos, como si sintiera algo de culpa, se confesó.

—Lamento si lo malinterpretaste, pero las fotos que viste de mí —hizo una pausa, mirando al suelo y negando ligeramente con la cabeza como si no quisiera recordar ese momento— te juro que me arrepiento. Me sentía bien bailando contigo, pero luego saliste corriendo y no entendí que te pasaba, así que fuí detrás tuyo y entonces los vi... A los dos. —levantó su vista, y pude notar que la desvió ligeramente hacia Jungkook, quien aún yacía detrás de mí, escuchando la conversación como todo un chismoso.

Decir que me había quedado helada es poco. ¿Nos había visto? Es decir, ¿A mí borracha, dejándome llevar por las influencias de mi vecino?

—Te vi subir a su auto y me sentí mal, así que decidí volver adentro. Comencé a tomar porque no tenía nada mejor que hacer y así fue como sucedió. Pero yo, Lilieth, en ese momento quería estar contigo y por eso lo hice —suspiró como si estuviera aliviado por decirme la verdad, revolviendo su rojo cabello.