Satan se levantó de su asiento para poder observar con más facilidad la lucha que estaba teniendo lugar en la pista de fútbol.
Rulue atacaba con golpes precisos a los lugares más débiles del cuerpo humano, y Demiserf por otro lado sabía cómo esquivarlos.
Aquella pelea podría verse como una auténtica obra de arte realizada por dos expertos en su profesión, aunque claramente, Rulue llevaba la ventaja.
Demiserf estaba extremadamente cansado y cada vez sus ataques y esquives eran más pesados, pues llevaban así más de una hora.
—¿Te rindes ya, Demi? —le preguntó ella, dedicándole media sonrisa.
—Hasta que no acabe en el suelo vomitando sangre no me rendiré —le prometió él.
Minotauros estaba monitoreando la batalla para asegurar que ninguno de los dos se hacían demasiado daño, y no había percatado en la presencia de Satan, de hecho, ni si quiera se había dado cuenta el momento en el que Water Element se había ido.
De pronto, a Rulue le llegó un puñetazo de pleno en todo el estómago, lo que la hizo retroceder. Satan, al ver aquello, no pudo controlar su instinto y la animó.
—¡Tú, puedes, Lulú! —aquello la distrajo, por lo que Demiserf aprovechó la oportunidad para dar una patada y volarla hacia las gradas.
Satan actuó rápido ante aquello y la atrapó en el aire para que no se hiciera daño, pero no le dio tiempo a preparar sus alas, por lo que no pudo volar y fue él quien se dio de bruces contra las sillas de atrás.
A la chica le costó reaccionar ante lo que acababa de ocurrir. Había perdido contra Demiserf, pero aún peor, había sido culpa de su amado.
—¡Por tu culpa, Satan! —lo acusó, levantándose violentamente de encima suya—. Estaba a punto de ganarle.
—¿Qué...? —murmuró, desorientado por el golpe, aún viendo borroso.
Ella no dijo nada más y se fue echando humo fuera de la pista, directa a su habitación, y Satan se quedó donde estaba, mirando al techo. ¿Rulue lo acababa de mandar a la mierda? Pues por imposible que pareciera, sí, así había sido.
Minotauros salió corriendo del lugar, persiguiendo a Rulue, y Demiserf, que aún no sabía que había ocurrido, se dirigió a las gradas para ver quién había sido el protagonista de la distracción de su oponente.
Al ver al hombre tirado por los suelos se sorprendió y lo reconoció al instante.
—¡Tú! ¡Tú eres el tipo que "salvó" a Lulú! —lo acusó.
—¿¡Cómo que Lulú!? —se acaloró él, molesto de que alguien más utilizara con ella aquel apodo—. ¡Sólo la llamo yo así!
La cara del demonio denotaba indolencia hacia el número que Satan estaba montando.
—Discúlpeme usted, señor cuernos —lo apeló con intención de agraviar la autoestima del que aún seguía tirando por los suelos—. Si ya te has hecho la víctima lo suficiente, creo que es hora de que me vaya a disculpar con ella por aprovechar que estaba distraída. Con tu permiso.
Satan se quejó e intentó incorporarse para pararlo, pero le dolía todo el cuerpo y le era imposible, por lo que Demiserf, quien no había percatado en ello, salió de su campo de visión en cuanto este cruzó la puerta.
Le era imposible sentarse si quiera, por lo que trató de llamar a alguien a gritos.
—¡Rulue! ¡Arle! ¡Minotauros! —pronto, se le ocurrió llamar al mayordomo, aunque nadie lo escuchó—. ¡Jii! ¡Jii, por favor!
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Memorias de Puyo Puyo
FanfikceSatan despierta de un sueño donde ve a Lilith, su difunta esposa, la cual le hace replantear su estilo de vida. Schezo recuerda cada tanto su triste infancia y adolescencia, con las cuales tiene que cargar constantemente. Rulue quiere crear lazos d...