Inamovible VS imparable

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—¿¡Que os habéis besado!? —prorrumpió Wattie, mirando con los ojos como platos a su amiga, quien les contaba con detalles su quedada con Satan hacía menos de una hora.

—Fue increíble, sinceramente no me lo esperaba para nada —se sinceró—. Tenía los labios taaan suaves... me he quedado con ganas de más.

El trío de amigos, Rulue, Wattie y Demiserf se encontraban en la habitación de la primera, y se encontraban completamente engatusados en la historia.

—No pensaba que esto fuese a ocurrir así, y menos causado por la desaparición del mago ese —anotó el demonio.

—¡Y no se queda ahí! También me dio esto —comentó, sacando el peluche de Carbuncle de una bolsa—. Prometió darle a Carbuncle a su futura esposa, pero se fue por su propia cuenta con Arle, por lo que me hizo un muñeco de trapo.

—¡Lulú, eso es increíble! —se exaltó Wattie—. ¡Quiero estar invitada a la boda!

—¡Claro que lo estarás! Me podéis acompañar al altar si quieres, ya que no están mis padres —bromeó, aunque completamente en serio.

Todos rieron y se tomaron de las manos, pero esa tranquilidad no duró demasiado, pues Demiserf recordó algo muy importante.

—¡Lulú! —apeló a su amiga—. Tú y yo tenemos algo pendiente.

Rulue recordó que su batalla quedó pendiente justo antes de los incidentes del hospital y la llama de la pasión guerrera volvió a encenderse en su interior.

—El ejercicio es antidepresivo, así que me vendrá genial para no pensar en Schezo por el momento —accedió—. Te propongo buscar un público que disfrute de nuestro combate.

—¡Me parece genial! —tendió su mano a su amiga, quien la estrechó en señal de aprobación.

El timbre se interpuso en aquella intervención, y los chicos fueron a abrir la puerta, aunque Minotauros se les adelantó, dando lugar a Arle esperando para ver a su amiga.

—¡Rulue! —la saludó al verla, melancólica—. Me han dado el alta y quería venir a verte, ¿tienes tú también una nota?

De nuevo, los recuerdos tristes inundaron su mente.

—Sí... —susurró—. No sé cómo digerirlo aún.

—Volverá, confío en ello —se quiso auto convencer—. Y si no, prometo encontrarlo allá donde haya ido.

La chica de pelo azul se acercó y abrazó a Arle. Habían perdido una parte de sus vidas, a quien formaba parte de su grupo especial. El trío de ARS se había disuelto y no sabían si se volvería a reunir.

Rulue decidió cambiar de tema para invitar a Arle  a ver la batalla final entre ella y Demiserf.

—Vamos a acabar lo que empezamos hace unas semanas. Queremos público, ¿puedes avisar a las demás chicas?

Arle asintió.

—¡Por supuesto! —indicó ante ello.

La chica dio media vuelta y fue a paso ligero en busca de Witch, Draco y Harpy, quienes habían ido a sus casas tras ir a casa del mago y comprobar que efectivamente se había marchado indefinidamente.

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—¡Bienvenidos a todos a la batalla final entre la Reina Guerrera y el Demonio de un solo cuerno! —la voz de Arle retumbaba por toda la sala debido al hechizo de aumento de voz que había aplicado—. ¡Espero que os guste y disfrutéis del combate!

Memorias de Puyo PuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora