Demiserf salió de debajo de la mesa, mirando a Rulue, quien a su vez estaba mirando a Arle, quien estaba mirando a Water Element, quien lo estaba mirando a él.
—Rulue, tú venías por algo, ¿no? —le recordó Arle.
Rulue dio un pequeño brinco. Había estado posponiendo la disculpa y la aparición de las chicas la había ayudado a no tener que hacerlo, pero llegó el momento de tragarse su orgullo.
—Yo... ¿podéis salir de aquí todos? —pidió con la mayor calma que le permitió su cuerpo.
Arle le acarició el brazo y se llevó a todos al pasillo, dejando la puerta de la habitación cerrada.
—¿Qué pasa, Rulue? —le preguntó Satan, llamándola por su nombre completo, lo cual le hizo perder de nuevo su esperanza de que él pudiera sentir algo más por ella—. Lo que quieras decir dilo ya y nos dejamos de tonterías. Sé que estás enfadada conmigo, pero sólo estaba tratando de ser amab-
—Lo siento —lo interrumpió, dejándolo con las palabras en la boca—. No he sido una buena amiga, lo siento. Demiserf ganó limpiamente, aunque él diga que no, y tú sólo tratabas de animarme. Yo debería haber sido lo suficiente profesional como para no distraerme y lo suficiente deportiva como para permitir que una derrota no me derribe. Entiendo que no quieras volver a verme con todo lo que te he hecho, siempre te persigo, te molesto e incluso te acoso, y ahora que tenía una amistad sana contigo... lo arruino. Lo he arruinado todo. Les diré a los chicos que pasen y me iré, ¿de acuerdo?
Satan se quedó embobado con la disculpa de Rulue, pues era sincera y en su faz se veía una expresión de sumo arrepentimiento. Le hizo un gesto con la mano para que se acercara, pero ella no quiso y agachó la cabeza.
—Rulue...
—¡No! Quieres que me acerque para poder reírte de mí, ¿verdad? —le contestó, recelosa.
—Jamás haría eso, Lulú —Rulue levantó la mirada, sorprendida de que Satan volviera a llamarla de esa manera—. Acércate, por favor.
Ella le hizo caso a regañadientes y se acercó al bordillo derecho de la cama, esperando que él se riera o que la regañara, pero nada más lejos de la realidad, pues él la tomó del brazo con suavidad, indicándole que se acuclillara para poder verla mejor.
La chica no tenía la expresión más feliz del mundo, pero aquel gesto la había ayudado a tranquilizarse, y estar junto a Satan le daba paz.
—Ya estoy aquí —describió ella, levantando la cabeza gracias a que la misma mano que había acariciado su antebrazo ahora se encontraba en su mejilla, que ardía con fuerza.
—Gracias por tus disculpas, lo aprecio en el alma... yo tampoco he sido justo contigo... ni contigo ni con nadie, pero sobretodo contigo —confesó, mirándola a los ojos—. Después que Schezo se fuera vino Harpy fugazmente, y tras eso dio la casualidad que llegasteis vosotros, no pretendía ocultar ser profesor de canto ni por asomo, pero sí le mentí a la pobre chica... le dije que estaba afónico cuando lo único que hice fue encerrarme en mi casa para evadir mis problemas. En cuanto a ti... siempre te he tratado mal, y no sé cómo lo has hecho para seguir teniendo fé en mí. Te apartaba de mi lado cuando me sentía agobiado, pero cuando me encontraba solo y triste te llamaba para alimentar mi ego. Soy una persona horrible.
—Basta Satan, lo entiendo, no lo has tenido fácil —quiso excusarlo ella, pero él continuó hablando.
—No, Lulú, lo he tenido muy fácil —aseguró, haciendo énfasis en "muy", mientras recordaba poco a poco su vida—. Siempre he hecho lo que me ha dado la gana, sin pensar en la repercusión que podrían tener mis actos.
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Memorias de Puyo Puyo
FanfictionSatan despierta de un sueño donde ve a Lilith, su difunta esposa, la cual le hace replantear su estilo de vida. Schezo recuerda cada tanto su triste infancia y adolescencia, con las cuales tiene que cargar constantemente. Rulue quiere crear lazos d...