—. No se pierdan en el camino ¿ok? —mis brazos los arrullaron con fuerza, sus pechos vibraron riendo.
—. Y tú promete que no dejarás que esas dos chicas hagan travesuras —señaló hacia la parte de atrás.
Yerlin y Louise, como de costumbre, están de melosas en medio de la sala sin importar que nosotros estemos viendo su acto de amor.
Me crucé de brazos. —. Tranquilo, las cuidaré mientras ustedes no están.
—. Esa es mi chica.
—. Esperen, nos darán un aventon hacia el centro. Nos faltan algunas cosas —los detuvo la rubia.
El perchero que se encuentra en la puerta fue desocupado por las dos al agarrar sus enormes abrigos de cuero.
—. Nos veremos en un rato hermana —me dió un beso en la mejilla.
—. ¿Ya están? Acuérdense que no podemos conducir de noche.
—. Lo sabemos, ya vamos para allá —Louise se despidió cortésmente antes de irse —. Te espero en el auto.
—. ¿Se vendrán caminando?
—. No tranquila, pediremos un taxi —agarró un bolsito —. Se que te cuidarás mientras no estemos. Así que adiós —cortó.
Casi que se fue corriendo hacia la puerta para irse de una vez por todas.
Secretamente, después de ver que el carro dio su marcha, agarre también mi abrigo dejándo desnudo el perchero y salí de mi hogar cerrando todo antes.
Camine por la estrecha calle hasta descender por unas cuadras y ubicarme en la biblioteca local.
Como chicas que vivimos solas y sin alguna figura adulta que esté a cargo de nosotras, tenemos que buscar la forma de seguir coexistiendo.
Mamá Ross y papá Tom dijeron que no nos preocupamos por eso, ellos se encargan siempre de que tengamos dinero cada mes en nuestras cuentas y si falta algo que se lo pidamos.
Obviamente, rompí esa regla sin que todos se enteraran, conseguí un trabajo de medio tiempo en esta biblioteca local y pagan bien solo por ordenar los libros y catalogarlos. Y eso no se hace siempre.
Igual las otras dos personas que trabajan ahí incluyéndome tenemos que cubrir horario.
Cuando no tengo nada que hacer como hoy, me uno a la sección de misterio y leo libros de ahí.
—. Buenos días Carol —es recepcionista y revisa todo lo que entra y sale.
—. Buenos día Alex.
—. ¿Llego el tonto de Kevin?
Negó. —. Llamo esta mañana para avisarte que no llegaría por deligencias con su mamá, que no lo extrañes demasiado.
—. Muy lindo por parte de él —rodé los ojos.
Puse mi bolso en el escritorio para dárselo y que lo guardara en los estantes del piso.
—. ¿Hay trabajo para hoy?
—. No, aunque mañana la abuela Ray dijo que vendrá.
Es la dueña del establecimiento, una señora muy simpática y amigable, fue la que me ofreció el pequeño trabajo después de que la ayude con unas bolsas hasta la parada del autobús.
—. Eso vuele a que tenemos que limpiar un poco los estantes.
—. De eso se encargará Kevin; su castigo por no avisar con anticipación su falta —reí.
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Bajo el sol de otoño
Genç KurguAlex Charles solo quiere vivir unas vacaciones tranquilas antes de empezar su nuevo ciclo de estudio: La universidad. En su vecindario todo era tranquilo hasta que unos nuevos vecinos de al frente llegaron causando un alboroto en su vida muy común. ...