Capítulo 16 Un último trato

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−Tae Hyung tienes que ir al parque de Belleville, allí tendrás el único regalo que puedo ofrecerte −dijo Nam Joon sentado frente a su hermano−, y por favor no intentes hablar con los humanos en el estado que estás.

− ¿Por qué tengo que ir a ese parque? −preguntó Tae Hyung cerrando el puño−. ¿Por qué tengo que volver al mundo que más me recuerda lo que no puedo tener?

−Porque es la última vez que te permitirán ir, solo respira ese aire y despídete de él −respondió Nam Joon tomando la mano de Tae Hyung−. Solo son cien años Taetae ¿qué son cien años comparados con la eternidad de tu vida?

Tae Hyung abrazo a Nam Joon y se puso de pie, se vistió con algo elegante y se arregló un poco el cabello, Nam Joon halago su apariencia y con esa aprobación Tae Hyung se fue, cruzando del mundo demoniaco al mundo mortal. Los aromas y colores siempre le habían parecido más fuertes ahí, pero nada era tan hermoso como ella, ante sus ojos el mundo demoniaco o mortal podía ser más hermoso con Azahara a su lado, incluso ser exiliado por cien años sería más llevadero, no le importaría en lo más mínimo, por esa razón no le dolía ni un poco la muerte de sus padres, sin embargo, algo si le pesaba, el castigo de su medio hermano menor Jung Kook. ¿Era justo el castigo que le habían dado? Sí lo era, llevarse vidas humanas inocentes estaba prohibido y lo sabían, solo se perdonaba cuando las personas eran malas como el hombre que él había matado, aunque su error estaba en no haber borrado la memoria de sus testigos, eso lo molestaba cada noche que dormía, y saber que esas acciones habían sido vistas por Azahara, dejar que ella viera las cosas que ellos eran capaces de hacer era un castigo para él.

Caminó por un momento respirando y viendo esos colores que tanto le gustaban de los parques, de la ropa de la gente y de los animales que caminaban en la ciudad. Cuando llegó por fin al parque se sentó un momento en una banca vieja para descansar y observar lo que la gente hacía en su tiempo libre, todo era hermoso y se preguntó si todo había sido siempre así o era porque sería la última vez que estaría ahí hasta que pasen los años, siempre admiraba cómo el mundo mortal cambiaba con los años y eso es lo que más le dolía de dejarlo por cien años, pues él no sería testigo de ese cambio esta vez.

Estuvo sentado ahí por una hora más o menos, viendo niños y perros correr de aquí para allá, hasta que un destello les llegó a sus ojos molestando su vista por un momento, se movió en su asiento para evitar esa luz y cuando lo logró miró en la dirección de la que venía, era un collar que colgaba del cuello de una mujer. Él se acercó más en esa dirección y la vio detenidamente, era Azahara, su cabello castaño ondeaba con el viento, se veía saludable y feliz, caminaba al lado de otra chica que él nunca había visto antes, pero solo por el aroma que llegaba a él gracias al viento se daba cuenta que era otra nefilim como Azahara.

Tae Hyung sonrió para sí mismo, un dolor punzante que subía desde su pecho hasta su garganta se hizo presente, la observó solo un poco más hasta que ambas chicas entraron a una cafetería riendo y jugando, quien las veía quedaba encantado con su presencia, era un efecto que normalmente tenían los nefilim en los humanos, era como si los nefilim brillaran por su presencia y belleza.

Las siguió hasta la cafetería y entró detrás de ellas, ambas decidieron sentarse en la barra en lugar de las mesas que estaban vacías, y Tae Hyung hizo lo mismo, pero un poco alejado para no alertarlas, después de todo ellas eran nefilim y sentían la presencia de demonios y ángeles, de hadas y brujas y cualquier criatura que derivara de ellos.

−Yo quiero un capuchino y mi amiga quiere un expreso bien cargado, por favor −pidió Azahara al mesero.

Le trajeron ambos pedidos en menos de diez minutos, mientras Tae Hyung pidió solo un café americano, siguió observándolas alternadamente, reían y hacían comentarios en otros idiomas, por lo visto la chica que acompañaba a Azahara era alemana, bebían sus cafés hasta que la chica que acompañaba a Azahara por fin se levantó, le dijo algo al oído y se fue al baño.

El Chico de mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora