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Lyney había cumplido su palabra llevandose a los hijos de (__), confiándolos a sus suegros

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Lyney había cumplido su palabra llevandose a los hijos de (__), confiándolos a sus suegros. Era lo mejor en esos momentos difíciles. (__), por su parte, había sido trasladada a un lugar remoto en Fontaine, donde era custodiada por Neuvillette, Wriothesley y Sigewinne, después de que su falsa ejecución se llevara a cabo.

Sigewinne pasaba la mayor parte del tiempo con ella cuando los hombres tenían asuntos que atender. (__), sin embargo, solía aburrirse demasiado en aquel lugar. No podía salir, ni siquiera asomarse por las ventanas, las cuales permanecían cubiertas todo el tiempo.

—No pareces estar muy bien hoy —mencionó Melusina con preocupación, observando cómo (__), enjuagaba su boca con agua.

—Creo que mi estómago está algo sensible estos días —respondió (__), esbozando una sonrisa forzada mientras se recostaba con gracia, apoyando su cuerpo contra la fresca superficie de la pared.

—Tus signos vitales no presentan anomalías. Podría tratarse de una infección estomacal debido a una alimentación desequilibrada. Quizás un té medicinal podría aliviar tu malestar —sugirió Sigewinne con delicadeza.

—Está bien, no despreciaría la oportunidad de disfrutar uno de los exquisitos tés de alta calidad que ofrece Wriothesley —respondió (__), aceptando la sugerencia de la mayor con una pincelada de humor.

La albina asintió con elegancia y se dispuso a preparar la infusión que podría aliviar el malestar de (__). Reconociendo la importancia de mantener su salud en óptimas condiciones, especialmente en una situación en la que se suponía que ella había partido de este mundo. (__), pasó sus manos con gracia por su cabello, sintiendo cómo el líquido ácido luchaba por escapar de su boca.

Después de vomitar nuevamente en la bacinilla, agradeció silenciosamente que ninguno de los caballeros estuviera presente para presenciar su lamentable estado. Aquel episodio la llevó a evocar los momentos compartidos con su esposo, en un remolino de recuerdos y emociones.

Las lágrimas, traicioneras como siempre, comenzaron a deslizarse por las delicadas mejillas de (__), rememorando cómo su esposo solía brindarle cuidados durante sus embarazos. Él se erguía como un bastión de apoyo, sosteniendo su cabellera mientras las náuseas la asaltaban, y con gentiles palmadas alentaba su bienestar. Solía prepararle tés reconfortantes para aliviar sus malestares, en un acto de amor que resonaba aún en su memoria.

A pesar de haberla defraudado, su esposo aún ocupaba un lugar prominente en su corazón y pensamientos. No era tarea sencilla dejar atrás tantos años de matrimonio, marcados por altibajos y momentos memorables que se resistían a desvanecerse.

Cuando la puerta se abrió, (__), con determinación, trató de recomponerse ante la mirada inquisitiva de quien acababa de entrar. Aunque su rostro reflejaba la huella de las lágrimas recientes, se esforzó por mostrar una calma que apenas ocultaba su turbación interna.

—¿Otra vez llorando? —inquirió con ceño fruncido quien había irrumpido en la estancia.

—Solo me siento mal —murmuró (__), admitiendo con humildad su estado, mientras reconocía que esta vez no se trataba de la mastitis.

—Acaba de llegar el señor Wriothesley, eso es bueno. He preparado té extra —intervino Sigewinne, trayendo consigo una bandeja con tres tazas de té, como si hubiera anticipado la llegada temprana del azabache.

—¿Revisaste que no se tratara de una recurrencia de la mastitis? —preguntó (__), dirigiéndose a la Melusina con una mirada expectante.

—Sus signos vitales son estables, parece ser solo una infección estomacal. Por eso le preparé un té para aliviar su malestar —respondió Sigewinne con su característico tono sereno, manteniendo la compostura en medio de la preocupación que embargaba la estancia.

—Entiendo. Es un alivio que la mastitis no haya regresado —suspiró aliviado (__). En esos momentos, Fontaine se encontraba sumida en el caos. El murmullo entre la población se propagaba rápidamente, alimentado por la incertidumbre y la especulación. Incluso los Fatui, acostumbrados a los entresijos del poder, se vieron sorprendidos por la inesperada dirección que habían tomado los acontecimientos.

Mientras el esposo de (__), permaneciera en las sombras, todo se mantendría en calma con los Fatui. Parecía que aún no había recibido la noticia de la ejecución de (__), o tal vez había optado por ignorarla deliberadamente.

—¿Te sientes mejor después de tomar el té? —preguntó la albina con preocupación, observando a (__) mientras asentía levemente.

—Sí, está bastante bueno—confirmó (__), jugueteando con la taza entre sus manos.

—Es evidente que te gustará, es parte de mi colección personal. Solo consumo té de la más alta calidad —se jactó el azabache, exhibiendo su refinado gusto por las exquisiteces.

—Permítanme retirarme. No me siento del todo bien —anunció (__), iniciando el ascenso por las escaleras. Ante la atenta mirada del mayor, observó cómo la menor comenzaba a tambalearse. Rápidamente, se posicionó detrás de ella, sosteniéndola entre sus brazos para evitar que cayera por las escaleras.

La escena suscitó una profunda preocupación en Sigewinne. Aunque sus agudos sentidos aún detectaban sus signos vitales de forma correcta , no sospechaba que estuviera mintiendo o intentando engañarlos de manera deliberada.

—Será preferible que descanse en la planta baja por el momento. El sillón te proporcionará el confort necesario —sugirió Wriothesley con evidente inquietud, mientras observaba a (__) asentir. Su semblante, en ese instante, reflejaba extrema fragilidad y delicadeza.

—Creo que sería prudente realizarle otro análisis, Wriothesley. Algo no parece estar bien —agregó, mostrando su preocupación por la salud de (__).

—Parece que no es mi mejor temporada. Debería haberlo intuido cuando una paloma tuvo la gentileza de obsequiarme con su excremento antes de mi encierro —bromeó (__) con una sonrisa forzada, antes de cubrir rápidamente su boca con la mano para contener las náuseas. El azabache, con gesto comprensivo, colocó la basinica delante de ella.

—Permíteme, no tienes por qué soportarlo sola. Es preferible que expulses todo lo que te causa malestar —le instó con delicadeza, consciente del sufrimiento de (__). La menor asintió, incapaz de contradecirlo, y vomitó en la basinica, mientras Wriothesley la sostenía. Él le sujetó el cabello con una mano y, con la otra, le acarició suavemente la espalda para brindarle consuelo.

Aquello suscitó un déjà vu en la joven, evocando cómo su amado la había cuidado y protegido en ocasiones similares. Sin embargo, en ese momento se sentía abandonada y desamparada. Si tan solo él no la hubiera dejado sola, si tan solo se hubiera preocupado más por ella. Parecía que únicamente la había utilizado para satisfacer sus propios intereses, incumpliendo sus juramentos ante los Siete de permanecer juntos en la salud, en la enfermedad, en los momentos buenos y en los malos.

 Parecía que únicamente la había utilizado para satisfacer sus propios intereses, incumpliendo sus juramentos ante los Siete de permanecer juntos en la salud, en la enfermedad, en los momentos buenos y en los malos

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Familia [Neuvillette, Wriothesley x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora