IV

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Mientras Raptor había sido encontrado y llevado a ser atendido en un buen hospital, X no lo estaba pasando de lo mejor.

Luego de que lo hayan dormido con una inyección, logró despertar para darse cuenta de que los tenían amarrados unos frente a otros.

—JAJAJA —rió el encargado del atraco—. ¡Esto fue una excelente recolección! ¡Miren a cuantos niños tenemos aquí! Jajaja.

Los pequeños solo se vieron entre sí y muchos empezaron a llorar por la desesperación de no contar con nadie conocido cerca. El científico empezó a hartarse por eso y mandó a sus ayudantes a callar a los que más le fastidiaban, o sea, matar.

La sangre salpicó en las caras de los demás y esto les impactó de manera horrible. Por el susto, nadie emitió sonido para no correr con el mismo destino.

Normalmente los niños que menos le servían al responsable de todo, eran los de menos de 6 años, pues no están tan capacitados mentalmente para entender lo que les explicarían.

—Bien, ya con obstáculos menos, les diré el porqué están aquí —aclaró su garganta—. Mi nombre es Timbalosky y seré su mentor.

Aquel era una persona que medía 1.86 de altura, su cabello era azul celeste, un ojo era de color gris oscuro mientras que el otro parecía portar un pupilente, pues al medio marcaba una X.
Se dedicaba a los experimentos, pero su objetivo principal era hacer un mundo controlado por el socialismo¹.

—¿Mentor? ¿A qué se refiere? —preguntó otro niño alzando su mano.

—Como aquellas mujeres que los cuidaban en el orfanato, con la diferencia de que yo sí les enseñaré cosas útiles para su vida.

   »Por el momento, vayan a sus habitaciones.

El hombre chasqueó los dedos y sus sirvientes tomaron a los pequeños de una manera muy brusca para acomodarlos en diferentes celdas. Estos espacios contaban con un colchón en el suelo, un par de cobijas viejas y un inodoro con drenaje.

Por su parte, Hacker y Mike.exe quedaron juntos, lo que provocó que X se mantuviera solo en una jaula muy grande para él; estaban unos delante del otro.

—¡X! ¿¡Estás bien!? —inquirió preocupado el pelinegro acercándose a los barrotes.

—S-sí —afirmó poniéndose de pie y yendo a su cama—, s-solo me duele un poco mi espalda, pero no creo que aquí nos ayuden en nada.

—¡Maldición! —gritó el .exe y empezó a golpear las paredes con las palmas de sus manos—. ¡DÉJENOS SALIR, IMBÉCILES! ¡LES JURO QUE LOS MATARÉ!

—¡Mike.exe! ¡Lenguaje! —regañó el mayor del tercio; Hacker.

—E-es que no nos pueden tratar así —intentaba contener sus lágrimas—. N-nosotros no le debemos n-nada a nadie.

—Hay que guardar silencio —sugirió el de ojos verdes a sus amigos—. No sabemos qué nos pasará después.

—Tengo sueño. Me parece que dormiré —avisó el castaño a los demás—. Buenas noches.

—Buenas noches, X. Descansa.

Narrador
-X-

¿Quién iba a pensar que eso solo sería el principio de una enorme tortura?

Las celdas eran frías, las mantas no alcanzaban a cubrirnos bien, recibíamos un baño todos juntos al aire libre, nuestra ropa se desgastaba cada vez más, no había salidas al patio para jugar, ni cuentos al ponerse el sol y nuestra única hora de comida era a eso de las 19:30.

Solo Por Ti (RapX)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora