XII

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23:10.

—Agh, empiezan a dolerme los pies —se quejó Ari por tercera vez.

—Maldito flojo, ya me hartaste —le reclamó X mientras lo empujaba con mayor fuerza.

—¿Estás seguro de que no nos perdimos?

—Por supuesto que no. Yo sé orientarme perfectamente bien —presumió.

—¿Podemos descansar? —pidió, alargando bastante la última palabra.

—Ay, por favor cállate ya.

Para que los berrinches no continuaran, el castaño cargó a su aliado, sujetándolo con una mano de las piernas y con la otra de su espalda.

—Ojalá con esto cierres la boca, princesa —dijo como advertencia—. No quiero oír más parloteo de tu parte.

—... ¿Qué acaba de pasar? —dudó Raptor algo avergonzado.

[...]

23:18.
No faltó mucho para que llegaran a la base de Timbalosky y ya ahí, el de ojos morados soltó de forma brusca la "entrega". Impactó contra el suelo, golpeando su espalda y después retiró lo que cubría su visión.

—¡Ay, mierda! ¿¡CUÁL ES TU PROBLEMA!?

Antes de seguir alegando, observó sus alrededores, notando que el científico se hallaba de pie frente a él, muy serio a su parecer.

—¿S-señor? —titubeó el de ojos bicolor—. D-disculpe el escándalo, y-yo...

—Shh, mejor no pongas más excusas y levántate de una vez —interrumpió ordenándole, para luego alejarse caminando.

Él obedeció, retomó una postura firme de inmediato, sacudió su ropa y viendo que todos los demás iban detrás de su líder, hizo la misma acción.

En una sala con múltiples sillas alrededor de una mesa, cada persona tomó asiento en su lugar designado y Ari, no teniendo espacio, se mantuvo parado a un costado de X. Este, al mirarlo desamparado, le otorgó su sitio y sin alternativa, se posicionó cerca del de cabello celeste, como si se tratara de un guardaespaldas.

—Señor, nos hace falta una silla adicional para el nuevo —informó a su jefe.

—Cierto, lo olvidé. Bueno, te agradecería que en esta ocasión perdonaras mi falta de atención.

—Sin problema, señor. No me encuentro cansado.

—Muy bien. Debido a la increíble impuntualidad del compañero nuevo, nuestra reunión se atrasó casi dos horas y es algo que no voy a volver a tolerar —remarcó el acontecimiento—. Espero haya quedado claro, señorito Ari —mencionó, colocando su arma a plena vista.

—S-sí, señor. Lo siento —respondió con miedo.

—El motivo por el que cambié mis planes y los cité la noche de hoy, es a causa de la llamada anticipada del cliente con el que estamos trabajando, recibida a las 17:42 horas.

—¿Qué se le ofrecía, señor? —preguntó el de ojos morados.

—En primer lugar, un aumento en la carga. En segundo lugar, quiere que la fecha de entrega sea más pronto.

—Pero, señor, aún no contamos con el 100% de la mercancía; apenas alcanzamos el 50%.

—X, relájate —pidió el científico—. Tal cual se acaba de indicar, nos faltan recursos, entonces me complacería oír sus propuestas.

—¿Propuestas? —intervino otro empleado—. A este punto, usted debería contar con una solución, señor.

—En efecto. Sin embargo, 48 horas es muy poco plazo para una sola persona.

Solo Por Ti (RapX)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora