Capítulo 1: 5 de agosto de 2003

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Mi nombre es Yvonne y, a partir de ahora, tú serás mi nuevo confidente.

Voy a contártelo todo porque estoy segura de que vas a guardar mis palabras, al fin y al cabo, escribir siempre me ha parecido un excelente modo de desahogarme sin tener que llamar la atención de los demás. Y es que "llamar la atención" es lo último que alguien como yo debería de hacer. Independientemente de las razones, lo cierto es que necesito de tu silencio para mantener a salvo mis secretos.

Utilizaré fechas para que las cosas sean claras para ti y cada apartado será similar a una breve recapitulación de lo que me haya ocurrido durante el día... Sí, creo que es la manera más sencilla de compartirte todo sin meterme en demasiados problemas.

Trataré de explicarme mejor, ¿de acuerdo?

Papá me regaló este diario hace tiempo. Era muy pequeña entonces como para valorar la utilidad de un simple libro en blanco, aunque después de unos años, comprendí que llenarlo con anécdotas de mi vida sería el uso más conveniente para alguien de mi edad porque (dato curioso) estoy por cumplir los trece y... Sabes lo que dicen del trece, ¿no? Es la cifra de la mala suerte, el número del infortunio y la catástrofe. El trece es de tan mal augurio que no pienso pasar por esta etapa sin antes disponer de un compañero a quien confiarle mis desgracias. Me refiero a ti, por supuesto.

Te contaré algo que nunca he dicho a nadie más. La verdad es que hay doce cosas que me aterran por completo:

1. Tener que mentir por el resto de mi vida y verme obligada a fingir que eso no me molesta.

2. Sentirme incapaz de lograr una meta; luchar por algo innumerables veces y, aun así, no conseguir nada a cambio.

3. Tomar una mala decisión, una cuyas consecuencias no pueda revertir.

4. Ser culpable del sufrimiento de otra persona. Sin embargo, creo que lo que más me preocuparía no sería el solo hecho de serlo, sino el de nunca haberme enterado de que lo fui.

5. Encontrarme justo en el medio de una promesa rota.

6. No encajar con quienes se supone que debería. Es una exigencia que siempre he tratado de sobrellevar, aunque no cumplirla me asusta demasiado.

7. Percatarme de que no podré resolver un problema, incluso a pesar de haberlo intentado.

8. La posibilidad de perder algo que en verdad me importe.

9. Mi extraña forma de vida siendo criticada por alguien más. Soy diferente, lo sé, pero que otros lo hagan notar sería devastador.

10. No cumplir con mis propias expectativas, hasta el punto de sentirme decepcionada de mí misma.

11. Equivocarme en algo en lo que nunca creí que erraría. No me gustaría dudar de lo que tenía por seguro.

12. El secreto de mi familia cayendo en las manos equivocadas.

¿Por qué te explico todo esto? Porque estoy convencida de que, en algún momento, alguno de estos miedos dejará de formar parte de una simple lista y acabará convirtiéndose en una espeluznante realidad. ¿Cómo lo sé? Digamos que el desastre parece ser inevitable para alguien como yo. Es solo una suposición, claro, aunque por la forma en que he vivido durante todos estos años, estoy segura de que pronto terminará siendo una comprobada afirmación.

—¿Mapas de la ciudad, Yvonne?

—He memorizado la mayoría —contesté.

—No, eso no puede ser verdad —me contradijo papá, apresurándose a negar con la cabeza.

—Puedo probártelo si así lo quieres —lo desafié en respuesta.

—De acuerdo, de acuerdo —lo vi reprimir una sonrisa—, vamos a fingir que es cierto. Fuera de la vista, fuera de la mente.

Mi secreto es inhumanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora