Capítulo 1

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   Acaricias la cabeza del Kangal antes de agarrar el cubo metálico lleno de semillas, frutas e insectos y levantarla del suelo.

Vamos, Checo— dices al animal mientras sales del granero en dirección al gallinero.

   El sol primaveral golpea tu cara de forma agradable.

   Los pájaros revolotean y cloquean, felices de ver aparecer el cubo que ya reconocen. Abres la puerta de la verja y caminas con cuidado de no pisar a ninguno, consigues acercarte al comedero y lo rellenas, haciendo que los animales te ignoren para centrarse en la comida.

   Es tu turno de ignorarles mientras entras en el gallinero y recoges unos cuantos huevos, sales poco después y con la ayuda de Checo contienes a los pájaros en su recinto.

Buen chico — acaricias la cabeza de tu perro y caminas hacia la casa con la recolecta.

   Ves a tu padre, Fernando, trabajando en el huerto a lo lejos, con Max, un Jack Russell Terrier; y a tus abuelos, Camila y José, sentandos en las mecedoras del porche.

   Checo te sigue mientras te acercas y Camila te sonríe tan cariñosamente como lo hace una abuela a su nieta.

¿Está habiendo suerte con las gallinas? — pregunta, mirando por encima el cubo con los huevos. Tú se lo enseñas.

Sin duda, esos pajarracos están dando una buena temporada últimamente — respondes con una sonrisa y tu abuelo ríe.

Estás trayendo suerte a la granja, Sofi.

— Eso espero, abu.

He dejado limonada en la cocina, llévale un poco a tu padre.

— A la orden.— Agarras la puerta mosquitera y la abres, justo cuando vas a entrar, escuchas a Max ladrar.

Debió haber visto un conejo— después de las palabras de tu abuelo, Checo gruñó y miró en la misma dirección, poniéndose a la defensiva.

No, no es un conejo— dejas el cubo en el suelo y agarras la escopeta y una pistola que dejaba tu abuelo cerca de la puerta.

   Corres hacia tu padre con Checo siguiéndote y le entregas la escopeta, quedándote tú con la pistola.

Sofía, atrás de mí— te ordena tu padre de forma protectora.

   No le haces caso, preparando tu arma mientras los perros se posicionan por delante vuestra. Fernando suspira y se pone por delante de tí, cuando vas a protestar, Checo ladra y recibe otro ladrido de entre los arbustos.

Checo, espera.

   El perro lloriquea impaciente y Max se muestra cada vez más inquieto, esperando órdenes de tu padre.

   Un hocico sale de entre los arbustos, oliendo, lloriquea y sale entero, mostrándose sin señales de ser agresivo o atacar. Un Pastor Alemán, con chaleco antibalas, la bandera Estadounidense y un nombre, Riley, se para débilmente sobre sus patas a unos metros de vosotros.

¿Qué carajo...?

   No bajas la guardia a pesar de que Riley no parece querer atacar, sólo lloriquea y se mueve de forma inquieta, mirando de vosotros a de dónde viene.

Parece que quiere decirnos algo.

— Tú no chingues y quédate quieta — miras por un momento mal a tu padre antes de centrarte de nuevo.

    Se añade un nuevo sonido, seguidos de pequeños jadeos y gruñidos. Dos figuras, una cargando a la otra.

   Cuándo se hacen más visibles los identificas: dos hombres, soldados, estadounidenses y heridos. Uno tenía la cara pintada y otro portaba una máscara.

The Farm [David "Hesh"/ Logan Walker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora