ONE

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«Mis padres nunca podrán recuperarse del trauma de tener que pedirme que use mis habilidades de hacker después de todos estos años que trataron de disuadirme a dejarlo».

              Del diario de Jungkook.

Enero 15, 4830: el Lady Anna: Dos pársec en las afueras del sistema Englor.

—Apúrate, apúrate, apúrate. —Jungkook miró alrededor del cuarto de máquinas, entonces regresó la vista al monitor frente a él. Casi estaba hecho, había bajado el noventa y ocho por ciento. «Vamos». Si solo pudiera entrar a la computadora central de la IN.

Sus manos sudaban. Apenas las secó en sus pantalones, una gota de sudor bajaba por sus sienes. Frustrado la secó. Contrólate, Kook. «Si vas a espiar a ese planeta no puedes estar nervioso como una virgen». Este era un plan perfecto. Hackear los mensajes de la computadora de los Marines de Englor desde el Lady Anna dejaría un rastro casi imposible de seguir. Incluso si dejaran cyberhuellas, ellos no podrían detectarlas hasta que él estuviera en Englor. Nadie sospecharía de él, a menos claro que fallara en salir de aquí y regresara a su no detectada habitación.

El beep de su computadora señaló que estaba listo.
—Sí. — Jungkook cerró las dos pantallas juntas que mostraban lo que veían las cámaras. Necesitaba regresar a su no detectado cuarto. Pasar los sensores de las cámaras y esconder su paradero era simple, pero ocultarse de la tripulación, sobre todo de Sehun, iba a ser un pequeño desafío.

Después de presionar los botones en el teclado para
cerrar la sesión, apagó las cámaras del Lady Anna de su camino. Sehun había traído a Jungkook a ese viaje para que trabajara en descifrar el mensaje que Beomgyu y Sunoo habían interceptado, pero Jungkook quería entrar en la computadora principal del Coronel Kim, quien era mencionado en una de las cartas del espía Engloriano en Regelence. Eso probaría de una vez por todas que las inconvenientes habilidades de Jungkook con las computadoras eran una bendición.

Tomando el control de la primera cámara, Jungkook se apresuró a dirigirla a la puerta. Podría girar la cámara a control remoto, pero primero necesitaba ver si había alguien más fuera. Miró primero fuera de la puerta y luego por el pasillo, para asegurarse de que no hubiera nadie. El camino estaba libre. Nadie sobre esa horrible alfombra púrpura que llevaba a la parte central de la nave. ¿Quién usa violeta en una nave? Los colores de la IN eran negro, blanco y dorado. ¿Por qué no una alfombra negra?

Tocó la ventana de la pantalla y el pasillo desapareció. Jungkook abrió la puerta y la cerró silenciosamente detrás de él. Cuando llegó al final del pasillo, revisó la siguiente cámara. Aun libre. Con un par de toques con la punta de sus dedos, apagó la cámara y abrió una ventana para ver el siguiente. «Polvos». Dos marines se dirigían hacia él. Jungkook vio alrededor. Había una escotilla directamente cruzando el lugar en donde se encontraba ahora. Rápidamente tecleó en la pantalla y abrió un mapa. El cuarto era un departamento de oficiales. Eso no funcionaría. ¿Dónde hay un armario de escobas cuando se lo necesita?

Tenía solo unos segundos para decidir. Los dos hombres ya estaban rodeando la esquina. ¿Cuáles serían las probabilidades de que le mencionaran a Sehun que lo habían visto? Jungkook bajó la cabeza y siguió adelante, como si se supusiera que debía estar ahí. Realmente no tenía elección, quedarse a buscar un escondite podría descubrirlo. «Nota para mí mismo, no robaste, un Townsend no roba, tomaste prestado un uniforme».

Los marines rodearon la esquina. Ambos eran soldados rasos y un poco más altos que el metro sesenta y ocho de Jungkook. Él no había visto a ninguno antes. Claro, eso no era sorpresa, había doscientas personas en la tripulación de la nave. Afortunadamente, ningún hombre se molestó en prestar atención a Jungkook. Ellos pasaron junto a él enfrascados en su conversación.

THE ENGLOR INCIDENT  ⌱  TAEKOOK  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora