FIFTEEN

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«Juré nunca convertirme en un lord descerebrado ornamentando el brazo de un político, pero me convertí en algo peor. Soy una alabada ama de casa y donador de esperma».

Del diario de Jungkook.

Planeta Englor: Palacio Hollister Moreal.

Se sentía como una rata de laboratorio en un
laberinto o como él asumía que podía sentirse una rata. Jungkook corría subiendo las escaleras y veía otro pasillo que se veía exactamente como los otros. Había mármol gris pálido en los suelos y las paredes estaban pintadas de blanco brillante con blanco soso en rayas verticales en la parte de abajo. Estremeciéndose, suprimió el deseo de frotarse los brazos con las manos. El palacio Hollister era un lugar solitario, un palacio frío y melancólico, una pieza de arte más que un hogar.

Creciendo en un castillo de estilo gótico decorado con tonos alegres y pesados muebles de caoba, prefería colores oscuros que eran atrevidos pero al mismo tiempo acogedores. Sus hombros se hundieron cuando siguió por el pasillo. Extrañaba el castillo Townsend. Quizás era por la inestable situación entre Taehyung y él, pero estaba empezando a sentirse más que un poco receloso. Era bastante malo que hubiera sido relegado a ama de casa, pero este palacio hacía que sintiera nostalgia por su casa.


Cuando dio vuelta en una esquina, una doncella salía de uno de los cuartos. Ella le dio una mirada a Jungkook, su cara se endureció, frunció el ceño y evitó la mirada.

Apurándose al siguiente cuarto, cerró la puerta detrás de ella con un fuerte golpe, y al final un sonido de clic.

El personal estaba empezando a ponerlo realmente
nervioso. Había captado varias veces sus miradas antes de desaparecer tan pronto como notaban que él los miraba. Baxter, el mayordomo, era abiertamente beligerante y el ama de llaves lo evitaba. El único que le dio la bienvenida fue un lacayo de nombre Harry. Suspirando, Jungkook siguió revisando piso por piso y cuarto por cuarto. Si el personal no lo veía, los despediría a todos y contrataría nuevo.

Se dirigió hacia la última puerta a la derecha. Ese era
el último piso y ya se había familiarizado con el palacio. Su tiempo podría ser mejor utilizado buscando información sobre el movimiento de desbaratar a los Marines.

Abriendo la puerta, Jungkook se congeló. El cuarto era azul, no el azul oscuro de la habitación de Taehyung, era un brillante azul real, con esponjosas nubes blancas pintadas en las paredes. Había una pequeña mesa roja y sillas, y estantes amarillos llenos de soldados de madera. Jungkook se estremeció, pero incapaz de detenerse entró.

Era el cuarto de juegos de los niños. «Para un heredero, claro». La declaración de Taehyung se repetía una y otra vez como una sentencia de muerte. Jungkook sacudió la cabeza, tratando de sacar las palabras de su cabeza, pero no había caso, seguían ahí. En este momento no podía decidir qué lo enojaba más. El hecho de que le había dicho que preguntara sobre producir un heredero o el que Taehyung lo dijera con un tono de un hecho, no le parecía gran problema. No había recibido los votos de amor. Quizás eso era lo que lo irritaba. Claro que no había esperado una declaración, pero siempre asumió que tendría una antes de que lo pidieran o que le dijeran que produjera un heredero.

El cuarto de juego de los niños, no era diferente al
cuarto de juegos en el castillo de Townsend, pero por
alguna razón eso no pareció animarlo. En la pared del fondo había una serie de tres ventanas con cortinas rojas. Motas de polvo flotaban en la luz del sol que se filtraba por la ventana del medio, la única con la cortina abierta. Juguetes estaban esparcidos sobre una pequeña mesa. El cuarto parecía… solitario.

THE ENGLOR INCIDENT  ⌱  TAEKOOK  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora