ELEVEN

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«Noche estrellada, dejar Englor y a Taehyung esta matándome».

Del diario de Jungkook

—A dónde vamos? — Jungkook miraba hacia afuera por la ventana del aerotransporte, mordiéndose el labio inferior. Realmente no debería estar haciendo esto, pero su decisión de dejar de ver a Taehyung se había ido por la ventana ayer, cuando vio a Taehyung entrar en el laberinto. Se veía tan hermoso, y la expresión en su cara cuando él vio a Jungkook… Jungkook se estremeció. Era una sensación posesiva y cálida, incluso el estar cerca de ser atrapado por Sehun no evitó que se reuniera con Taehyung esta noche. «Soy valiente o estúpido. O quizás ambas». Solo tenía unos cuantos días más y los disfrutaría. Y necesitaba encontrar la manera en que Taehyung y Sehun hablaran sin involucrarlo.

El aerotransporte se detuvo.

Frente a él. Taehyung sonrió. —Aquí estamos.

—¿Dónde es aquí?

—Ya lo verás. —Taehyung se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta—. Puerta ábrete, escalones bajen. — Cuando la puerta se abrió, Taehyung bajó y se asomó al interior—. Vamos.

Jungkook agarró su mano y bajó del carruaje. Notó que desde la otra noche después de la casa de juego, Taehyung lo trataba un poco diferente. No podía decir cómo, pero no era de una mala manera. Al principio pensó que era por su relación con Yeonwoo. Taehyung no había dicho nada acerca de su relación con ella, pero no actuaba como si los rumores fueran ciertos. Así que Jungkook no quería pensar más en eso. El cambio se debía a ellos. Taehyung era más atento, o al menos trataba de serlo hasta donde Jungkook lo dejaba. Eso hacía que se sintiera… especial.

Estaban frente a una clásica mansión. Tenía un
encantador estilo Italiano con estuco rosado. Parecida a las mansiones de su hogar, solo que un poco más pequeña y tenía otras casas cerca. Parecía ser de cuatro pisos. La entrada tenía una pesada puerta de madera y un elaborado barandal de hierro a cada lado de los escalones de la entrada. —¿Hay una fiesta aquí? —La casa no se veía como si hubiera una fiesta en su interior.

Después de despedir el aerotransporte, Taehyung lo guió a los escalones. —No. Esta es mi casa.

Jungkook vaciló en los escalones. Su mundo giraba en su eje. Quizás realmente era más que una aventura para Taehyung. Sonrió, su corazón en su garganta. Taehyung no parecía el tipo que admitiría algo como eso si no fuera algo real, no era del tipo que llevaría a su casa a un hombre.

—Bienvenido a casa, Coronel, —una suave voz dijo

cuando la puerta se abrió—. No olvide limpiarse los pies en el felpudo. Prefiero que no lleve al vestíbulo toda esa humedad, que cause que el personal se resbale en cualquier lado.

«¿Coronel? No Su Majestad». Lo demás que dijo el

mayordomo había golpeado a Jungkook y su labio temblaba. Incluso Jeffers, el mayordomo de su casa, no tenía el suficiente valor para hablar de esa forma a la familia.

Gruñendo, Taehyung se limpió los pies. Murmuró algo acerca de reprogramarlo y guió a Jungkook al interior. —No es bueno discutir, solo traería a colación algo más que me moleste. Dunston, envía el aerotransporte de regreso a las tres horas y despiértame.

Jungkook se secó los pies en el felpudo viendo el suelo de mármol del vestíbulo.

—Oh, él me agrada. Es tan cortés. No se parece en
nada al Mayor JungWoo o al Coronel Doyoung—dijo Dunston con una alegre voz.

THE ENGLOR INCIDENT  ⌱  TAEKOOK  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora