El comandante se encontraba sentado en la sala médica improvisada de la base esperando a Ratchet.
Cada mañana el doctor le ordenaba tener un exhausto chequeo de su mano amputada. Por el momento, solo era para mantener fugas controladas y ver su avance en movilidad en lo que Ratchet buscaba piezas para "recrear" la mano de Magnus.
Aún tenía algo de dolor y frustración por ver su herida. Pensaba que eso podría debilitarlo y hacerlo inútil a la causa autobot. Pero cierta fémina que hacia qué su chispa se alocara y su mente procesara el doble de paciencia que poseía le recordaba lo valioso que era y lo animaba cada mañana, entrando a la sala médica y llenando de caricias su rostro y mano aún si él le ordenaba parar, teniendo paz y compañía de la anaranjada. La femme era muy buena calmándolo y hasta haciendo que él se se sintiera mejor y el dolor disminuya.
Y así como es buena en eso, también era buena en causarle sus recientes molestias. Más emociones se le sumaban día a día.
Ella no había ido esa mañana como siempre, no se había aparecido por la sala médica y eso comenzaba a inquietarlo ¿en donde estaba metida?
Quería levantarse e ir a verla, pero sabía que si lo había Ratchet lo detendría en cualquier momento y eso generaría más tiempo en la sala médica.
Había estado teniendo un raro pensamiento de permanecer al lado de la femme. Desde aquella vez en los Cabos, ella ya estaba aún más en sus pensamientos, día y noche en su procesador, ya no podía ni quería permanecer alejado de ella o de siquiera buscar la manera de huir. Ya podía tolerar estar a su lado y escucharla hablar de Primus sabrá que. Ya no tenía miedo a la enfermedad que la femme le causaba.
Lo cierto es que, ya hasta tenía la necesidad de estar a su lado escuchando sus incoherencias, sus chistes muy aniñados y su preciosa risa era su melodía y rutina favorita. El recuerdo de aquella misión volvió en ese lapso de pensamientos que estaba atravesando: ella causaba emociones y sentimientos que creyó jamás poder sentir.
La amaba.
Ya estaba resignado a que comenzaba a sentir algo por ella, hasta el punto de querer verla apenas sus ópticas se abren. Por primera vez, deseaba proteger y resguardar algo. Pero no estaba seguro si proceder o aferrarse a la idea de seguir manteniendo un perfil bajo ante ello. No tenía idea de cómo proceder y la dudas lo inquietaban.
Unos pasos entrando a la sala lo trajeron a la realidad.
-Buenos soles Ultra Magnus.-saludó Ratchet.-¿Listo para su revisión?.-Magnus frunció el ceño.
-Supongo que repetirte que ya me encuentro bien y que las molestias ya disminuyeron no hará que me dejes ir a hacer mi trabajo ¿verdad?.-Ratchet comenzó a inspeccionar su brazo, pasando su escáner desde su hombro hasta la muñeca.
-No.-soltó una risa cínica.-Debería dejar de intentarlo, no dejare de revisarlo hasta que todo esté completamente bien.-Magnus cerró los ópticos frustrado.
El comandante tenía su mirada fija a la puerta, esperando la entrega energética de la femme, importándole poco que haya llegado tarde. Con su otra mano sujeta a la camilla comenzó a mover su dígito en señal de la reciente ansiedad que la femme le estaba formando ¿donde chatarra estaba y por que no había ido a verlo? La ansiedad por no verla y el saber su paradero le estaba carcomiendo sus circuitos.
-Tranquilo Ultra Magnus, solo tardaré unos minutos más y podrá irse.-hablo viendo la desesperación del azulado. Magnus parpadeo.
-No es eso.-
-¿Ocurre algo?.-
-No es solo que...-No sabía si preguntarle a Ratchet sería una buena idea. Pero al saber que era el único que soporta a la femme y era una especie de amigo estricto con ella, él podría saber donde se encontraba.-Ratchet.-este hizo un sonido para que prosiguiera.-¿Donde...?-
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Alma Fría, Spark Cálida. || Transformers Prime ||
FanfictionÉl era frío, retraído ante cualquier sentimiento, sobresaliente y brillante como la luna, pero solitario y frío cómo está. Ella era calor, repleta de sentimientos, cálida y resplandeciente como el sol, pero ardiente y encantadora como esté. ¿Podrán...