Alma Fría, Spark Cálida. || Transformers Prime||

Capitulo 14.- Dolor.

-Entonces, estuviste con mi creador. ¿Donde está el? ¿Logró salir de Cybertron? ¿Esta refugiado en algún planeta? Dime por favor.- le pregunto queriendo saber la respuesta.

-Yo, verá lo qué pasó fue...es que.- no sabía cómo decirle, volteo a ver al líder para ver si podía ayudarlo.

-Tiene que saberlo.- comentó el Prime.

-Dime, dime por favor. Quiero saber que le pasó a mi padre.- Sunstone tomo las manos del mech.

-Creo que no logró salir de Iacon...- miro a ver a Sunstone arrepintiéndose de hacerlo. Los ópticos de la fémina se tornaron húmedos gracias a sus lágrimas, soltó las manos del mech y retrocedió tres pasos viéndolo horrorizada. -Siempre estaba atrás de él, cuidándolo y ayudándolo con resguardar a los bots que huían en naves o cápsulas. Fue un gran amigo, un gran consejero. Nunca me llego a decir que usted era su hija, pero algunas veces me comentaba que mi comportamiento se parecía a alguien que conocía y adoraba mucho, le pregunté quien y solo me sonreía y acariciaba mi cabeza, no me agradaba eso; me trataba como un sparkling, imagino que se refería a usted.- exclamó. Siguió con su relato.

-El principal centro de combate estaba lejos del salón de registros de Iacon, todo marchaba bien. Pero entonces nos emboscaron, los cons lanzaron un ataque que arrasó con las líneas de defensa al rededor del gran salón de registros, todos los autobots habían caído, yo era el único que quedaba. Alpha Trion me ordeno retirarme pero no lo obedecí, el fue a tratar de retener a los cons para que pueda escapar, volví para pelear. Estaba emocionado, era la primera vez que demostraría mi valor, cuando volví me volvió a ordenar que me fuera, seguí sin obedecerlo. Disparaba a diestra y siniestra contra ellos, apoyándolo. Pero en una de esas una gran explosión sonó y no volví a ver a Alpha, parece que la explosión logró...apagar su chispa.- dijo relatándolo como si fuera una experiencia única.

-Oye niño, parece que Optimus te pidió cuidar tus palabras.- amenizado Ratchet dirigiéndose a Sunstone, la pobre fémina estaba ligeramente temblando, lagrimas caían de sus dorados cristales y su mirada estaba en el suelo.

-Perdón.- dijo con pena.-Todo oscureció, desperté como un prisionero en una de las mazmorras de una nave de transporte, logre evadir al guardia y tome una cápsula de escape, caí en estado de hibernación, lo siguiente que supe fue que me estrelle contra esta planeta. Es todo lo que ocurrió.

Ratchet volteo a ver la femme entre sus brazos, tenía la mirada clavada en el piso, no se movía, no respondía, no reaccionaba. Sus piernas le fallaron y a nada de caer de rodillas el médico logró sostenerla de la cintura sabiendo que la explosiva revelación la haría quedar en shock. Optimus y Bee se acercaron para socorrerla igual, pero la fémina alzó su mano y los detuvo. Alzó su rostro y las sparks de los bots se derrumbaron ante su mirar. Su rostro mostraba una sonrisa, pero sus ópticos mostraban el caos que albergaba su spark en ese momento. Los miro a ver una vez que recobró la fuerza en sus piernas y reacciono.

-Estoy bien, ya puedo estar tranquila. Ahora saber que mi padre. Yo solo, es que. Estoy muy bien. Es solo. Smokescreen muchas gracias por decirme lo qué pasó con. Yo, simplemente, te lo agradezco. Ahora, quiero retirarme. Deseo mi cámara de recarga, quiero ver a Bulk.- se agarró la cara aun sonriendo, las lágrimas brotaban como una lluvia, una lluvia con el cielo gris y muchas nubes impidiendo ver la luz del sol. No podía terminar de formular una oración sin que otra tratara de salir, no se le entendía nada; no sabía que decir, no estaba reaccionando como debía.

-Bumblebee, llévala.- ordenó el médico.

-No es necesario Ratch, estoy absolutamente bien, no pasa nada, puedo hacerl...-

-Acompáñala Bumblebee.- repitió el líder, sabiendo que podría colapsar en cualquier momento, sería bueno que alguien estuviera con ella por cualquier decaída que tuviera. La fémina solo miro a ver al abejorro sabiendo que su palabra no serviría contra la de Prime, le sonrió con melancolía, ahogando la chispa de bot amarillo. Bee se acercó a ella y con una mano en su hombro y otra en la mano contraria la guió hacia su habitación, la fémina pegó su cabeza al pecho del autobot; este soltó su mano y pasó su brazo por su espalda, dándole apoyo. Una vez que la fémina desapareció de su campo de visión el médico estalló en contra del bot blancuzco.