1. Puentes fraternales.

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Desde mi ventana, observo cómo las olas del mar acarician la costa, un recordatorio constante de la mezcla única de modernidad y tradición que define a esta ciudad, la ciudad de Busan.

Sus calles animadas cuentan historias de vendedores ambulantes, niños jugando y personas apresuradas que avanzan entre el bullicio característico, sin embargo, mi conexión más profunda con Busan se revela en los recuerdos de mi infancia.

Crecí explorando los callejones estrechos, donde los aromas de la cocina callejera se mezclaban con la brisa marina. Cada rincón de la ciudad se convirtió en un escenario para mis pequeñas aventuras y descubrimientos, marcando mi amor por este lugar que llamo hogar.

Fue en uno de esos días de exploración infantil que tropecé con la cafetería.

En mi memoria, la imagen de esa fachada modesta resalta entre los recuerdos borrosos de mi niñez, la curiosidad guio mis pasos a través de la puerta, y el aroma a café recién molido envolvió mi joven imaginación.

Aquel descubrimiento accidental se convirtió en el inicio de una relación especial con el lugar que ahora considero mi santuario literario. Cada vez que regreso ahí, el recuerdo de aquel día resurge como una historia añeja.

"Al entrar, fui recibido por el aroma a café, un perfume intrigante que despertó mi curiosidad, una señora, muy probable que la dueña, con una gran amabilidad maternal, me ofreció una taza de chocolate caliente, y mientras saboreaba cada sorbo, mis ojos curiosos exploraban los estantes repletos de libros."

Fue entonces cuando, por primera vez, sentí la magia de sumergirme en mundos desconocidos a través de las páginas. Estas se convirtieron en mi escondite secreto, donde las palabras eran mis más leales amigos y cada libro un portal hacia la aventura.

A medida que crecí, mi relación con ese pequeño lugar evolucionó. Ahora, cuando camino por las calles de Busan y veo la ciudad transformarse con el tiempo, la cafetería sigue siendo mi anclaje, donde los recuerdos de mi infancia y las historias de mi vida adulta convergen en una narrativa única y atemporal.

Mis ojos vagaban por la decoración, pero mi mente estaba a millas de distancia, inmersa en los recuerdos que mi alrededor había evocado. Fue el suave tintineo de la taza vacía al apoyarla sobre la mesa lo que me sacó de esa ensoñación nostálgica.

Miré a mi alrededor, volviendo al presente, la cafetería, antes llena de murmullos y aromas, ahora era un recordatorio de que mi tiempo de lectura había llegado a su fin. Mi Yuja Cha Latte, antes caliente y tentador, se había convertido en un recipiente vacío, dejando solo la esencia de su paso por mis labios.

Con un suspiro, cerré el libro, consciente de que aún quedaban capítulos por conocer. La realidad volvió a mí, y los dueños, siempre atentos, notaron mi gesto. La señora se acercó con una sonrisa, ofreciéndome otra taza con la intención de permitirme continuar mi aventura.

Con agradecimiento, acepté la oferta, dejando que el aroma fresco de nuevo despertara mis sentidos. El calor de la taza entre mis manos me dejaba pensando que aunque los recuerdos y las reflexiones pudieran transportarme a otros tiempos, aún había capítulos por vivir y sorbos por disfrutar.


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Estaba inmerso en un silencio acogedor, pero sonó la campana sobre la puerta, y cuando miré hacia arriba, vi a mi hermano mayor, Junghoon, entrar con una expresión seria.

Se acercó a mi posición, observando el libro que yacía abierto frente a mí y la taza entre mis manos.

—¿Siempre estás aquí, JungKook? Deberías dejar de perder el tiempo con estos libros y empezar a pensar en tu futuro. —Me espetó con sinceridad.

Éter Invernal. #1 JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora