𝕌𝕟𝕠

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⚠️Este capítulo incluye contenido maduro fuerte.⚠️

«Me sigo aferrando a todo lo que está muerto y se ha ido.

No quiero decir "adiós" porque esta vez
es para siempre»

In the Stars―Benson Boone.

Los rayos de sol se colaban entre las cortinas amarillas de la habitación cuando Katara despertó.

Abriendo los ojos con pereza, intentó estirarse para alcanzar su teléfono, pero un peso extra en su cintura se lo impidió.

Aang la rodeaba con el brazo, sujetandola con soltura, y fue recién entonces cuando Katara percibió la tranquila respiración, con un leve ronquido suave, tras su nuca.

La muchacha sonrió complacida.

Sigue dormido.

Dispuesta a permanecer un par de horas más en aquel plácido paraíso junto a su amado, se dispuso a acomodarse nuevamente, esta vez un poco más cerca de él. Sin embargo, al retroceder, notó una presencia dura y firme la altura de su trasero.

Katara ahogó un chillido.

La camiseta se le había subido y sus bragas habían quedado tiradas en algún recóndito rincón de la habitación durante el placentero encuentro de la noche anterior, por lo que sintió a flor de piel la cálidez y firmeza del miembro erecto de Aang dentro de la ropa interior.

Aquello la tomó por sorpresa. Había escuchado alguna vez sobre el tema, que a los chicos les solía suceder cosas como esas por la mañana, ¡pero no había pensado que eso sucedería justo ahora!

Los recuerdos de los acontecimientos de la noche anterior volvieron a ella como un oleaje salvaje del mar. Lo dulce que él habia sido, las placenteras caricias, y el insaciable deseo que destilaron con cada beso apasionado.

Y lo que había visto y tocado del cuerpo del muchacho...Katara liberó un suspiro. Le había gustado, y mucho.

Quería sentirlo de nuevo.

Una idea demasiado peligrosa se formó en su cabeza. ¿Aang se daría cuenta? Parecía dormir profundamente.

Mordiendo su labio inferior, la chica elevó su trasero hacia atrás y rozó aquella parte sensible del cuerpo del chico por encima de la tela, mientras la sensación de picardía la inundaba por completo.

Se quedó quieta, atenta, esperando cualquier reacción por parte de él, pero no hubo nada. Finalmente, exhaló el aire que no sabía que estaba conteniendo.

Sintió el calor apoderarse de sus mejillas. Aquello le había fascinado. ¿Y si lo hacia de nuevo?

―¿Esta es tu forma de darme los buenos días?

Katara casi se muere de un infarto.

La voz ronca y adormilada de Aang hicieron que una corriente electrica recorriera su columna vertebral. La sangre que antes se había drenado por el susto, subió violentamente a su rostro por la pena. ¡La había descubierto! Queria morirse de la vergüenza.

―Pensé que seguías dormido―logró decir la abochornada muchacha.

―Lo estaba―afirmó él, soltando un pequeño bostezo y hundiendo la nariz en el alborotado cabello de la chica. La atrajo más cerca de él a la vez que ella se estremecía, y ahogó un jadeo ante la sensación mas nítida del miembro de Aang contra su trasero―, pero no me molesta que me despiertes de este modo―dijo, sonando divertido.

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