Jude estaba frustrado, intentaba calmar a vuestra pequeña hija, Julia, pero parece ser que no había manera.
La pequeña tenía apenas dos añitos y a esa edad era muy común que los niños estuviesen malos cada dos por tres, pero a Jude le preocupaba bastante la situación de su hija ya que había estado con fiebre toda la tarde y no dejaba de llorar.
Tú por otro lado te encontrabas trabajando y tu novio había intentado contactar contigo para intentar buscar una solución, según él; tú siempre sabías como solucionar todo, pero se desesperó más cuando no le cogiste el teléfono.
— Vamos bebé... — dijo Jude mientras cogía a su hija y la recostaba sobre su pecho — Ya pronto llega mami
Vuestra hija seguía llorando, Jude puso su mano en la cabeza de la pequeña y efectivamente estaba ardiendo debido a la fiebre.
Jude separó a su hija de su pecho y la puso de pie en su regazo mientras intentaba hacerla reír haciendo caras raras para que dejase de llorar y eso parece que funcionó.
— Eres hermosa, ¿sabías? Eres igualita a tu madre
Jude miraba a la pequeña con ojos de amor.
Cuando hace tres años se replantearon la idea de tener hijos ambos aceptaron, siempre habían soñado con formar una familia juntos y parece ser que la pequeña Julia era lo mejor que os podía haber pasado a ambos.
Julia seguía llorando sin consolación y se agarró a la sudadera de su papá mientras más lágrimas caían de sus ojos.
Jude pensó en llamarte de nuevo pero recordó lo ocupada que solías estar cuando ibas a trabajar, así que decidió no darle más vueltas al asunto.
— Pronto vendrá mami y te pondrás bien, lo prometo
La pequeña soltaba pequeños sollozos que hacían que el corazón de su padre se encogiera, no era agradable ver a su hija así.
Preocupado por la situación, se levantó del sofá con la pequeña en sus brazos y fue en busca de su teléfono para llamar a un pediatra. Marcó el número y enseguida le contestaron.
— Hola, buenas tardes, ¿qué desea?— preguntó una voz grave desde el otro lado de la línea —
— Hola, mi hija lleva toda la tarde con fiebre y le he dado antibióticos y no parecen hacer efecto — dijo Jude mientras miraba a su pequeña y le dejaba un beso en la frente —
— Señor, es normal que esté preocupado, pero hágame caso, todos los niños se suelen poner malos hoy en día y es normal, ¿cuántos años tiene su hija? — preguntó el pediatra —
— Dos años
— ¡Oh, duda resuelta! No es nada de lo que deba preocuparse, es muy normal que los niños estén resfriados a esa edad, los antibióticos harán su efecto e intente mantener la calma, su hija se pondrá bien, ahora si me disculpa tengo que atender a un paciente, que tenga buena tarde
Sin nada más que decir el pediatra colgó el teléfono y Jude, al ser un padre sobre protector, se sintió más que cabreado, no le había resuelto sus dudas, ni si quiera le preguntó sobre si los antibióticos que su hija tomaba eran correctos o si los síntomas que tenía eran de un resfriado. Todos los médicos decían la misma frase:
"— Es muy común en su edad, no debe de preocuparse"
Fue a sentarse de nuevo en el sofá con ella aferrada a su sudadera, colocó a la pequeña en su regazo para volver a hacerla reír pero recibió un abrazo por parte de ella colocando sus pequeños bracitos al rededor del cuello de su padre mientras soltaba sollozos.