Llevabas días mal, hace apenas una semana habías hecho pública tu relación con Jude, llevaban saliendo casi 8 meses en secreto de la prensa, ambos estaban convencidos de hacerla pública pero creo que no te paraste a pensar en las consecuencias que causaría tener que hacer público que sales con un futbolista que es adorado por todas las chicas en el mundo.
Recibiste mensajes de odio o incluso deseándote la muerte, no lo entendías, ¿cómo alguien podía llegar a pensar eso de ti sin conocerte?
Afectada por la situación, decidiste poner tu cuenta de Instagram privada, evitando comentarios que no deseabas leer.
Obviamente Jude te notó rara pero decidiste ponerle una excusa diciéndole que te había bajado el periodo y por eso estabas así, no querías que se enterase sobre los comentarios de odio que llegaban hacía a ti, sabías que no se lo tomaría nada bien y que se pondría triste.
— No lo entiendo Rodry — dijiste cabizbaja — ¿Por qué la gente me odia?
Rodrygo era el compañero de equipo de Jude y un gran amigo para ti, él sabía todo lo que estaba pasando últimamente ya que te notó rara y se lo contaste con una condición: que no le dijera nada a Jude.
— Meli, ya sabes cómo la gente está de la cabeza. Cuando yo hice pública mi relación con Luana ambos recibimos comentarios de odio y ni te imaginas cuando confesé que era padre de dos gemelos — dijo mientras miraba sus manos —
— La gente es cruel
— Y tanto que lo es — dijo acercándose para darme un abrazo — Pero ambos sabemos que no debe de importarte lo que alguien tóxico opine de ti, habéis recibido comentarios de apoyo de muchísima gente, lo que más importa es que vosotros seáis felices
— Gracias Rodry, te quiero
— Yo también te quiero, gafotas
Soltaste una pequeña risilla ante el apodo que te había puesto.
— Pero sabes que sería lo mejor, ¿verdad? — preguntó mientras se separaba del abrazo — Deberías de decírselo a Jude
— No, no y no, no pienso decírselo
— ¿Pero por qué no? Es lo mejor para ambos
— No quiero que le afecte
— Amelia, escúchame — dijo mientras ponía su mano sobre tu hombro — Sabiendo como es Jude, no sé que le va a afectar más; los comentarios de odio que recibes o que no se lo hayas dicho desde un principio
Agachaste tu cabeza y te quedaste pensativa mirando el suelo, sabías que Rodrygo tenía razón pero no sabías como decírselo a Jude.
— Tienes razón — dijiste levantando tu cabeza — Lo haré
— Así me gusta — respondió mientras te mostraba una sonrisa —
[...]
Te encontrabas sola en casa, ya que Jude estaba entrenando, estuviste pensando en la idea de decírselo y finalmente pensaste que era lo mejor.
La puerta sonó indicando que ya había llegado.
— ¡Amor, ya llegué! — habló entrando por la puerta — ¿Cómo te encuentras hoy?
Sonreíste ante la preocupación que mostraba por ti.
— Mejor — dijiste sentada desde el sillón —
Jude se acercó a ti y dejó un beso en tus labios para después sentarse al lado tuya en el sillón.
— No estoy muy convencido de esa respuesta — dijo riendo — Cielo, si te encuentras mal dímelo, no hay problema