Tenía un par de días que había cumplido los 15 años y Cecilia quería que lo festejaramos en grande, nunca me gustaron las fiestas de cumpleaños ya que odio la canción así como el pastel además del hecho que me recordaban a Carmen, Cecilia insistió tanto al tío Esteban que él por fin cedió, ese día probé por vez primera, lo que se volvería en un vicio más adelante, el alcohol, al ser la primera ocasión termine ebrio junto con el tío Esteban.
Esa mañana, para variar desperté tarde y como si no fuera suficiente llegué tarde a la secundaria y me tuve que regresar a la casa, pero lo que vi nunca pude olvidarlo; mi tío Esteban tenía una carnicería que ese día no quiso abrir por quedarse con Cecilia y poder compartir un momento juntos. Cuando llegue abri la puerta de la entrada como siempre tranquilo para que Cecilia no se espantara por el ruido, al entrar escuche unos leves gemidos, no sé si fue por la curiosidad o por querer quedar como un valiente frente a Cecilia, pero me fui acercando hasta la habitación de Cecilia y estaba recostada en su cama con un camisón que dejaba a la vista sus bien formados pechos con sus pequeños pezones y acordes al color de piel de Cecilia, tenía las piernas abiertas sobre la cama sin pantaleta, usaba los dedos de su mano derecha para introducirlo en su vagina, haciéndolo cada vez más rápido y al mismo tiempo con la otra mano se tocaba los pezones y los apretaba de una manera que cada vez que lo hacía salía un pequeño gemido, de repente vi una sombra que se acercaba a ella con una agitación cada vez más rápida, era el tío Esteban quien con mucha calma aparto la mano derecha de Cecilia para ser él quien introdujera sus dedos en ella mientras su boca lamía y daba pequeños mordiscos a sus pezones, Cecilia se movía de arriba a abajo y en momentos se torcia para disfrutar más, antes de que ella llegará al clímax volteo y me vio fijamente a los ojos y esbozó una sonrisa coqueta pero seductora que hizo que yo empezará a sudar por la gran excitación que tenía y seguí observando como mi tío Esteban lograba que su mujer tuviera un orgasmo tras otro, ella seguía observandome y cada vez que lo hacía se dibujaba esa sonrisa maliciosa en su rostro, de repente vi como el tío Esteban se iba levantando y en ese momento corrí para mi cuarto sin dejar de pensar en Cecilia y en lo que acababa de ver...

ESTÁS LEYENDO
Memorias de un canalla
RastgeleUna historia de ambición, hasta donde puede llegar un hombre por lograr sus objetivos sin importarle los demás. Esta es la historia de Iván un joven con sueños de grandeza llegando a convertirse en un patán.