- DONDE ELIZABETH CANDY MILLER SIEMPRE ha vivido con los traumas de su pasado acechándola, razón por la que su padre la acabó internando en un psiquiátrico durante algo más de un año en Italia. Cuando tiene 13 años, vuelve a vivir con sus padres y s...
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Decir que estaba nerviosa era un eufemismo. Evitaba con todas mis fuerzas morderme las uñas que estaban decoradas con pintura morada de brillos y que combinaban con el micrófono del mismo color y estilo.
Noté la mano de Louis en mi hombro y me giré para mirarlo.
—¿Nerviosa? —preguntó, sonriendo de oreja a oreja.
—¿Lo dudas? —murmuré, lo que le hizo reír.
Sabía perfectamente lo que necesitaba, pero no planeaba llamar a James solo para que me diera un abrazo.
—Lo haremos bien, ya verás —suspiré ante las palabras de Rose y asentí.
Siempre y cuando no me caiga, o me equivoque de letra, o me salga un gallo, o me tropiece con algún cable, o me caiga del escenario, o...
Solté un ruidito al notar la puerta de nuestro camarote improvisado abrirse.
—Hola, chicos —James saludó con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó Lysander, ladeando la cabeza y sonriendo como si ya supiera la respuesta.
—Vine a desearos suerte —le respondió, pero no apartó sus ojos de los míos antes de acercarse abriendo los brazos. No tardé más de unos segundos en aprovechar su gesto y enterrar mi rostro en su cuello.
—Gracias —escuché la voz llena de sarcasmo de Lucy.
—Lo harás genial, dulce —lo escuché susurrar cerca de mi oído, a la misma vez que notaba sus manos acariciar suavemente la zona de mi espalda baja al descubierto. Casi suspiré ante su tacto, dejando círculos lentos con mis dedos en su nuca.
—Gracias, Jamie —murmuré contra su cuello.
—No sabes las ganas que tengo de escucharte, pelipeli —sonrió, separándose ligeramente de mí para poder conectar nuestros ojos y regalarme un guiño.
