- DONDE ELIZABETH CANDY MILLER SIEMPRE ha vivido con los traumas de su pasado acechándola, razón por la que su padre la acabó internando en un psiquiátrico durante algo más de un año en Italia. Cuando tiene 13 años, vuelve a vivir con sus padres y s...
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Cogí aire mientras miraba a Teddy despedirse de sus padres con una sonrisa emocionada, probablemente pensando que se los encontraría al volver a nuestro tiempo, pero tuve que desviar mi atención al notar un brazo envolver mis hombros.
—Tranquila, casi ha acabado —James me atrajo hacia sí, pero tuve tiempo de ver en sus ojos su mirada hacia Teddy. Si era duro para mí, no me quería ni imaginar como se sentiría él que consideraba a Teddy un hermano.
—Siento habértelo contado —murmuré contra su cuello.
—Está bien, dulce. Me alegro de que lo hicieras —respondió y tomó mi cuello con suavidad para separarme ligeramente de él y poder besar mi frente antes de volver a atraerme hacia sí. Supiré, sintiéndome algo egoísta porque sabía que yo también me alegraba de habérselo contado y que pudiese consolarme—. Venga, pelipeli, vamos a irnos de aquí, aún me debes una cita en cuanto volvamos —me guiñó el ojo haciéndome reír. Sonrió satisfecho y empezó a guiarme para que empezáramos a andar, aún con su mano en mis hombros.
Dumbledore miró hacia nosotros por una última vez antes de entregarnos el giratiempo. Teddy lo cogió emocionado entre sus dedos y su entusiasmo cristalizó mis ojos. Atraje a James hacia mí tirando de su cuello, dejándole apoyar su frente en mi hombro al notar sus ojos en el mismo estado que los míos. Lo noté suspirar mientras sentía que me mareaba levemente ante la visión borrosa de mi alrededor. Cerré los ojos, notando las manos de James alrededor de mi cintura ayudándome a mantener el equilibrio.
Cuando los abrí me encontré en frente de unas personas que ya conocía, mirándonos acusatoriamente. Sonreí inocentemente, tirando ligeramente de los pelos en la nuca de James, haciéndolo levantar la cabeza para mirar al mismo sitio que yo, también sonriendo encantador.
Son sonrisa rápidamente desapareció al ver a Teddy mirando emocionadamente alrededor y la mirada de su familia oscurecerse.
—Teddy —escuchamos a Victorie decir con suavidad, probablemente habiéndose percatado de la situación. El peliazul la miró con una sonrisa radiante, que empezó a decaer de una manera dolorsamente lenta. Negó con la cabeza suavemente, dando unos pasos hacia atrás antes de darse la vuelta y alejarse de todos nosotros. Acaricié el cuello de James, acercándolo de nuevo a mí al notar algunas lágrimas caer de sus ojos.
