𝒱𝑒𝒾𝓃𝓉𝒾𝓈é𝒾𝓈

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𝓔𝓿𝓮𝓻𝔂𝓽𝓱𝓲𝓷𝓰 𝓯𝓮𝓮𝓵𝓼 𝓻𝓲𝓰𝓱𝓽 𝓼𝓲𝓷𝓬𝓮 𝔂𝓸𝓾 𝓬𝓪𝓶𝓮 𝓪𝓵𝓸𝓷𝓰... 

𝐹𝒶𝓁𝓁𝒾𝓃' 𝒜𝓁𝓁 𝐼𝓃 𝒴𝑜𝓊 — 𝒮𝒽𝒶𝓌𝓃 𝑀𝑒𝓃𝒹𝑒𝓈.

𝐹𝒶𝓁𝓁𝒾𝓃' 𝒜𝓁𝓁 𝐼𝓃 𝒴𝑜𝓊 — 𝒮𝒽𝒶𝓌𝓃 𝑀𝑒𝓃𝒹𝑒𝓈

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 Ni siquiera recuerdo en que momento me dormí, pero, milagrosamente, logré hacerlo con las manos de Lily acariciando mi pelo

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 Ni siquiera recuerdo en que momento me dormí, pero, milagrosamente, logré hacerlo con las manos de Lily acariciando mi pelo.

Lo que si recuerdo es la pesadilla que empezó nada más empecé a caer dormida. El encuentro con mi tío parecía haber traído todos los recuerdos que consideraba enterrados.

También recuerdo el sentimiento de asfixia inundando mis pulmones mientras trataba de gritar, aunque no me salía la voz. Recuerdo abrir los ojos debido a alguien zarandeándome y recuerdo gritar al despertar por fin, sintiendo cierto alivio al notar que escuchaba mi voz, pero, sobretodo, pánico. Me aparté de quién sea que me hubiese despertado como si su tacto me quemase.

—Soy yo, dulce. Tranquila, soy yo —James alzó las manos frente a mí en un intento de calmarme, pero no pude evitar encogerme en mi lugar ante el ademán brusco de sus manos. Pareció verlo, puesto que noté el dolor en sus ojos. Traté de tranquilzarme y volví a acercarme a él. Envolvió con cuidado sus manos alrededor de mi cintura cuando lo abracé.

—Lo siento.

—No te disculpes, amore, está bien. Solo era una pesadilla.

No era solo una pesadilla, era un recuerdo.

—Las pesadillas desaparecen cuando despiertas, eso no era una pesadilla —no pude evitar sentirme fatal al ver mi tono al contestarle, pero se me había escapado—. Lo siento —mis ojos volvieron a cristalizarse. Él trataba de ayudarme y yo le respondía así.

—Está bien, dulce. No hace falta que te disculpes, lo entiendo —su mano empezó a moverse con delicadeza sobre mi espalda y noté que empezaba a relajarme notablemente ante este gesto. Asentí, apretando mi agarre en su cintura. Besó mi frente tiernamente—. Te amo —no pude evitar sonreír ante sus palabras.

—Te amo —respondí, tomando una fuerte respiración y notando el aire volver a mis pulmones.

Sus suaves movimientos en mi espalda jutno con besos puntuales en mi frente y en mi pelo me ayudaron a caer de nuevo en un profundo y pacífico sueño, esta vez, pudiendo dormir sin nada interrumpiéndome. No empecé a levantarme hasta que él empezó a acariciar mi mejilla con suavidad.

Amore —lo escuché llamarme y me removí aún medio dormida. Solté una pequeña queja poco entendible antes de esconder mi nariz en su cuello. Escuché una leve carcajada.

—Quiero quedarme un rato más en la cama —pedí.

—Nos podemos quedar todo el tiempo que quieras, dulce.

—Tú no tienes por qué quedarte —me sentí mal, pensando que quizás él quería levantarse o tenía hambre y yo estaba aquí reteniéndolo.

—No hay ningún otro lugar en el que quiera estar más que a tu lado, amore —mis ojos se cristalizaron ante la sinceridad de sus palabras.

Empezó a sacar una conversación amena, que ayudó a depertarme poco a poco. Al poco tiempo, se tensó, pareciendo recordar algo.

Dulce, Fred y tía Angelina lo saben —tragué saliva. Después del numerito de ayer, me esperaba que alguien más lo hubiese descubierto. Asentí—. Lo siento, algunos trataron de escuchar lo que estabas hablando con Lily. Las chicas y yo llegamos demasiado tarde y Fred y tia Angie ya lo sabían.

—Está bien —intenté tranquilizarlo, notando que se veía realmente preocupado por eso. Dejé un corto beso en sus labios, que me devolvió pareciendo relajarse ante mis suaves caricias sobre su pecho—. Las chicas y yo hemos hablado de volver a casa a seguir arreglándola y probablemente quedarnos ahí por lo queda de semana antes de ir a Hogwarts —asintió ante mis palabras.

—Frank también lo propuso y los demás están de acuerdo en volver a casa también —asentí, apoyando mi mejilla sobre su pecho, tranquilizándome ante los latidos de su corazón.

—¿Qué hora es? —pregunté, provocando que se estirara, reteniéndome sobre su pecho cuando noté que me movía con la intención de dejarle más espacios en sus movimientos.

—Las doce —respondió, dejando un beso en mi cabeza mientras enterraba su mano en mi pelo empezando a jugar con él.

—Las chicas ya se habrán ido. Les dije que no me esperaran.

—¿Puedo acompañarte a casa? —sonreí ante su pregunta aunque no pudiera verme y asentí brevemente, besando su cuello brevemente como agradecimiento—. ¿Emocionada por terminar el último año de Hogwarts?

—Por supuesto, pero también algo triste. Hogwarts siempre será mi hogar —lo escuché suspirar.

—Por supuesto que siempre lo será, dulce. Siempre será el hogar de todos los que fuimos ahí y verás que te irá muy bien en la carrera que decidas hacer —besó de nuevo mi pelo y pude sentir la culpabilidad recorriéndome. Él sabía mi idea de, a lo mejor, estudiar música, sin embargo, no sabía como decirle que, si estudiase música, me gustaría hacerlo en Nueva York—. ¿Tienes ya una idea más clara?

—Creo que sí. Estoy casi segura de que quiero estudiar música.

—En el mundo muggle, entonces, ¿verdad? —asentí—. ¿Tienes algún candidato favorito respecto a dónde quieres hacerlo?

Guardé silencio. No podía mentirle, pero la verdad es que sentía pánico de como reaccionaría cuando le dijese que quería irme tan lejos.

—Bueno, siempre he soñado con ir a la Escuela de Música de Manhattan —noté sus manos paralizar sus movimientos en mi pelo.

—Oh —lo escuché decir antes de tratar de recomponerse, empezando a mover de nuevo su mano. Sin siquiera darme cuenta, había apretado mis puños tanto que los vi blancos sobre su pecho—. Oh —repitió.

—¿Estás enfadado? —pregunté, notando un hilo de voz salir de mí con dificultad.

—¿Qué? No, no —respondió rápidamente, lo que me hizo poder respirar nuevamente—. Solo... solo estoy sorprendido. Me alegro de que sueñes, Candy. Eres maravillosa y se que conseguirás todo lo que te propongas. Y, tranquila, que yo estaré ahí para verlo.

Candy, no dulce o amore.

Asentí contra su pecho, antes de que él me separara de él, colocando su mano en mi cuello con suavidad para dirigir mi mirada a la suya y me tranquilecé definitivamente al ver su mirada.

—Siempre estaré ahí para verlo, dulce. No va a pasar nada porque estudies en Nueva York. ¿Sabes lo guay que va a ser decir que mi novia estudia en Manhattan? —reí, casi notando mis ojos cristalizarse—. Vas a lograr todo lo que te propongas, amore. Lo sé —me aseguró antes de acercar nuestros labios.

Yo podía lograr todo lo que me propusiese.

Superando la parte cruel de la vida (James Sirius Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora