14. Dog training

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—— Annabeth, escuela de adiestramiento para perros

Ophelia Murano



Estábamos en las sombras del bulevar Valencia, mirando el rótulo de letras doradas sobre mármol negro: «Estudios de grabación El Otro Barrio.» Debajo, en las puertas de cristal, se leía: «abogados no, vagabundos no, vivos no.»

Era casi medianoche, pero el recibidor estaba bien iluminado y lleno de gente. Tras el mostrador de seguridad había un guardia con gafas de sol, porra y aspecto de ser un tipo duro.

Percy se volvió hacia nosotros.

— Muy bien. ¿Recuerdan el plan?

— ¿El plan? –Grover tragó saliva–. Sí. Me encanta el plan.

— ¿Qué pasa si el plan no funciona? –preguntó Annabeth.

— No pienses en negativo.

— Bien –dijo–. Vamos a meternos en la tierra de los muertos y no tengo que pensar en negativo.

Percy sacó las perlas de su bolsillo, las cuatro que la nereida le había dado en Santa Mónica. Si algo iba mal, no parecían de mucha ayuda.

Annabeth le puso una mano en el hombro, cosa que no terminó de gustarme.

— Lo siento, Percy, los nervios me traicionan. Pero tienes razón, lo conseguiremos. Todo saldrá bien. –Y le dio un codazo a Grover.

— ¡Oh, claro que sí! –dijo él, asintiendo con la cabeza–. Hemos llegado hasta aquí. Encontraremos el rayo maestro y salvaremos a tu madre. Ningún problema.

— Todo saldrá bien –repetí yo–. Somos un gran equipo. –Le dediqué mi mejor sonrisa, él devolvió el gesto.

Se metió las perlas en el bolsillo.

𝘖𝘊𝘌𝘈𝘕 𝘌𝘠𝘌𝘚; percy jackson¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora