18. Prophecy

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—— La profecía se cumplePercy Jackson

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—— La profecía se cumple
Percy Jackson


Habíamos sido los primeros héroes en regresar vivos a la colina Mestiza desde Luke, así que todo el mundo nos trataba como si hubiéramos ganado algún reality show.

Según la tradición del campamento, nos ceñimos coronas de laurel en el gran festival organizado en nuestro honor, y después dirigimos una procesión hasta la hoguera, donde debíamos quemar los sudarios que nuestras cabañas habían confeccionado en nuestra ausencia.

El sudario de Ophelia era muy lindo, me pareció digno de Apolo. Estaba hecho de seda amarilla, con un gran sol bordado con hilos dorados en el centro.

La mortaja de Annabeth era tan bonita -seda gris con lechuzas de plata bordadas-, que le comenté que era una pena no enterrarla con ella. Me dio un puñetazo y me dijo que cerrara el pico.

Como era hijo de Poseidón, no había nadie en mi cabaña, así que la de Ares se había ofrecido voluntaria para hacer la mía. A una sábana vieja le habían pintado una cenefa con caras sonrientes con los ojos en cruz, y la palabra FRACASADO bien grande en medio. Fue divertido quemarla.

Mientras la cabaña de Apolo dirigía el coro y nos pasábamos sándwiches de galleta, malvaviscos y chocolate, me senté rodeado de mis antiguos compañeros de la cabaña de Hermes, los amigos de Annabeth de la cabaña de Atenea y los colegas sátiros de Grover, que estaban admirando la recién expedida licencia de buscador que le había concedido el Consejo de los Sabios Ungulados. El consejo había definido la actuación de Grover en la misión como: «Valiente hasta la indigestión. Nada que hayamos visto hasta ahora le llega a la base de
las pezuñas.»

Los únicos que no tenían ganas de fiesta eran Clarisse y sus colegas de cabaña, cuyas miradas envenenadas me indicaban que jamás me perdonarían por haber avergonzado a su padre. Por mí, bien. Ni siquiera el discurso de bienvenida de Dioniso iba a amargarme el ánimo.

— Sí, sí, vale, así que el mocoso no ha acabado matándose, y ahora se lo tendrá aún más creído. Bien, pues hurra. Más anuncios: este sábado no habrá regatas de canoas…

Regresé a la cabaña 3, pero ya no me sentía tan solo. Tenía amigos con los que entrenar por el día. De noche, me quedaba despierto y escuchaba el mar, consciente de que mi padre estaba ahí fuera. A lo mejor aún no estaba muy seguro de mí, o de verdad prefería que no hubiese nacido, pero vigilaba. Y hasta el momento, se sentía orgulloso de lo que había hecho.

Y en cuanto a mi madre, tenía la ocasión de empezar una nueva vida. Recibí la carta una semana después de mi llegada al campamento. Me contaba que Gabe había desaparecido misteriosamente; de hecho, que había desaparecido de la faz de la tierra. Lo había denunciado a la policía, pero tenía el extraño presentimiento de que jamás lo encontrarían.

𝘖𝘊𝘌𝘈𝘕 𝘌𝘠𝘌𝘚; percy jackson¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora