CAPÍTULO 14

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Lyla se despierta sobresaltada y sintiendo muchísimo calor. Sus manos tiemblan incontrolablemente. Acaba de tener una visión sobre la muerte de Emma que supuestamente le ha enviado Bount. Solo el mero hecho de pronunciar su nombre le produce escalofríos. A su lado, Mindy se despereza en su cama y, al ver la expresión de Lyla, pregunta:

- ¿Qué te pasa? –

- No es nada, una simple pesadilla. – contesta Lyla sin dar importancia.

- No solemos tener sueños sin motivo alguno, Lyla. – continúa ella mirándola con el ceño fruncido.

Tras sopesarlo unos segundos, decide confiar en Mindy y contarle su sueño. Ella escucha atentamente todo lo que le dice sin apartar su mirada. Cuando le cuenta quien le envió la visión, Mindy se queda congelada y, rápidamente, se levanta de la cama. Algo de lo que Lyla ha dicho ha hecho mella en ella, pues se dirige al armario para vestirse, pero puede ver como tiembla, como si estuviese nerviosa. Comienza a sacar prendas para que ambas se cambien de ropa y Lyla termina decantándose por un vestido sencillo de color beige. Cuando están listas, ponen rumbo al campo de entrenamiento, que se encuentra en la parte norte de la escuela. Nada más llegar, casi la mitad de los alumnos se han juntado en un rincón del campo. Se oyen muchas voces y el susurro de alas se funde en un zumbido. Todos los presentes están nerviosos y parecen muy emocionados. Tan pronto como Mindy y Lyla se acercan a la arena, Sam las invita a unirse junto a él y Arky.

En la lucha de alas compiten los demonios contra los ángeles. A los neutrales no se les permite participar debido a que aún no han elegido un bando. El entrenador se eleva en el aire para que todos puedan ver su imponente figura, resume las reglas de la competición para que queden claras, pero todos están muy excitados pensando en la lucha por lo que apenas prestan mucha atención. Los demonios, comandados por Lucifer, toman posición para atacar a los ángeles. Una vez que el entrenador marca el inicio, todos salen despegados hacia el cielo. Comienzan a luchar unos contra otros y cuando alguien es eliminado, desciende hasta la arena y se retira a la tribuna. Antony intenta decirle algo a Lyla, pero no puede escucharle, pues ella está congelada en su sitio con la mirada perdida. Bount no para de mandar visiones sobra una copa llena de sangre, no entiende muy bien su finalidad. Trata de volver en sí y centrarse de nuevo en la lucha de alas. Finalmente, Dimitri y Lucifer se encuentran luchando en el cielo bajo la mirada atenta de todos los que se encuentran en la arena. Ambos esquivan los golpes del otro, aunque a veces no tan rápido como piensan y se llevan un pequeño impacto. En un abrir y cerrar de ojos, Dimitri consigue agarrar a Lucifer y le asesta un golpe que hace que este descienda hacia la arena. Dimitri ha conseguido que los ángeles ganen a los demonios.

Cuando Lucifer se levanta del suelo, la mirada de él y la de Lyla se encuentran y puede ver que algo no está bien, es como si estuviese totalmente ausente, pero ninguno parece darse cuenta. Después de que ambos se den la mano, Lucifer mira de nuevo a Lyla y tan rápido como puede, sale de la arena sin mirar atrás. Lyla no sabe muy bien que ha pasado, pero siente que Lucifer y ella están conectados por alguna razón y piensa averiguarlo.

Aquella noche se celebraba una gran cena con todos los ángeles y los demonios presentes. Después de lo que había sucedido aquella mañana en la batalla de alas, nadie quería hablar con nadie. Ni siquiera Arky y Sam podían mirarse. Como Lyla no sabe muy bien donde encajar todavía, aunque sus instintos la obligan a estar con los demonios, se alejó un poco de ellos y se dirigió hacia el grupo de neutrales. En la mesa, toma asiento al lado de Antony. No puede dejar de admirar la inmensa mesa llena de comida y bebida. Todos toman asiento y la cena comienza sin ningún incidente, hasta parece que la tensión se ha disipado un poco.

Mirando a su alrededor, Lyla se encuentra con la mirada de Dimitri, se le ve satisfecho con la victoria. Le sonríe, pero de seguida se vuelve y continúa hablando, como si no quisiera tener que ver con ella. Lyla se recompone de la situación y, acto seguido, su cuerpo se tensa por completo cuando ve que Lucifer se ha sentado frente a ella. A su lado, como no, se encuentra Ori, con su orgullo y superioridad. Le dan unas ganas tremendas de vomitar cuando pone sus manos sobre el brazo de Lucifer, pero se obliga a mantenerse todo lo serena que puede.

Pasada la medianoche, decide salir a tomar aire por los pasillos de la escuela, pues todos sus amigos están enfrascados en conversaciones y, por mucho que Antony quiera entablar conversación, necesita estar un rato a solas con ella misma. Así que se levanta de la mesa y sale por la puerta hacia los pasillos oscuros de la escuela. Consigue encontrar un banco en uno de los pasillos adyacentes al vestíbulo, se sienta, cierra los ojos y toma una bocanada de aire. Cuando abre los ojos, se encuentra a Lucifer sentado a su lado, observándola.

- ¿Qué haces aquí? – pregunta Lyla.

- Te vi salir de la cena, pensé que no estaría mal darte un poco de compañía. – responde él con cierta amabilidad.

- ¿Tú haciéndome compañía? ¿Siendo amable? ¿Te encuentras bien? – pregunta ella alarmada.

- Aunque a veces parezca imposible, también puedo ser todo un caballero. – responde con un poco de desdén.

Su respuesta deja a Lyla algo confundida, pues siempre que han intentado estar juntos han terminado como el perro y el gato, pero el hecho de que haya venido hasta aquí para estar un rato con ella a solas, le gusta.

- Realmente perdí la batalla porque tuve una visión. – dijo Lucifer tranquilamente.

- ¿Qué visión? Yo también he tenido alguna. – respondió Lyla algo inquieta.

- Una copa con sangre. –

- Yo también, ¿qué se supone que significa esto? – quiso saber ella.

Al parecer, Lucifer y Lyla compartían visiones, tenían un vínculo, pero no estaban seguros quien era la persona que se las enviaba.

Ambos se quedaron en silencio en la oscuridad del pasillo. Están completamente solos, disfrutando de la compañía, cuando Lyla levanta la mirada y ve que la está mirando fijamente. Cada vez que está cerca de él, todo su cuerpo se tensa y, esta vez, no es para menos, pues están a menos de 10 cm el uno del otro. Poco a poco ve cómo se va acercando a ella e, instintivamente, Lyla se acerca a él. Y, así sin más, se funden en un beso lento, pero con mucha pasión, mientras sus manos se posan a ambos lados de la cara de Lyla. Una vez termina el beso, Lucifer se levanta y, sin mirar atrás, se marcha dejándola completamente atontada.

Los misterios celestialesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora