CAPÍTULO 29

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A la mañana siguiente, Lyla va a ver a Thorne a la torre norte. Él se sienta en el suelo y se tapa la cara con las manos. Lyla se sienta a su lado y apoya su mano en el hombro de este.

- ¿Cómo te encuentras? – pregunta Lyla.

- No lo sé, nunca me había sentido así antes... - dice con cierta tristeza mientras se golpea en el pecho. - ¿Por qué me duele? – pregunta sin comprender.

Ante aquello, Lyla se aprieta contra su hombro y le abraza con fuerza. Enseguida él le devuelve el abrazo, sin apenas abrir los ojos, pues tiene miedo de sentir lo mismo que sintió cuando estuvo en la fuente si los abre. Lyla levanta la cabeza y sus narices se rozan con un simple movimiento. Ambos se quedan congelados, pero Lyla se recompone y se levanta.

- Tengo que irme. Vendré pronto a verte. – dice ella.

- Está bien. Mientras tanto, pensaré qué es lo que debo hacer. – dice él con tristeza.

El corazón de Lyla parece romperse tras esas palabras, sintiendo lástima tal y como harían los humanos. Se toca la cara y las lágrimas amenazan con salir, pero se recompone y le dedica una pequeña sonrisa.

- Adiós, Thorne. – se despide Lyla.

- Hasta pronto, Lyla. – responde él.

A media tarde, Lyla se despierta cuando Ángel Félix irrumpe en la habitación con varios ángeles a sus espaldas. Ángel Félix se aparta a un lado mientras el resto de ángeles que le acompañan registran los armarios, miran detrás de las cortinas, palpan las paredes de la habitación...

- ¿Qué es lo que pasa? – pregunta Mindy enfadada.

- Es un simple control rutinario. – contesta Ángel Félix.

- ¿Qué tipo de control rutinario? – inquiere Mindy muy molesta.

Ángel Félix se acerca a Lyla y le pregunta:

- ¿Tienes algo que decirme, Lyla? –

- No, señor... - contesta ella.

Lyla está nerviosa, tiene la garganta seca, le sudan las manos y su corazón late muy fuerte. Ángel Félix mira a Lyla a los ojos y es como si profundizará en todos los recuerdos de ella. Lyla intenta concentrase en cualquier cosa, por estúpida que sea, pero, aun así, algunos de los recuerdos de los últimos días aparecen en su cabeza y le permite a Ángel Félix verlos. Con el fin de intentar ocultar la verdad de lo que ha hecho, Lyla se pone a pensar en Dimitri, lo que hace que el rostro de Ángel Félix se tense.

- Aquí está todo limpio. Sigamos. – dice Ángel Félix.

Sale de la habitación seguido por el resto de los ángeles que habían ido con él. Mindy se levanta de la cama y se acerca a Lyla.

- ¿Qué es lo que estaban buscando? – pregunta con cierta preocupación.

- ¿Por qué debería saberlo? – pregunta Lyla sorprendida.

- Estás muy nerviosa, Lyla. Puedo sentir tu miedo desde el pasillo. – dice Mindy. – No voy a hacerte preguntas, pero espero que no la líes y espabiles. –

Lyla se acerca a la puerta de su habitación y observa como revisan cada una de las habitaciones, y la preocupación se instala en su rostro.

Media hora más tarde, todos los alumnos son llamados al vestíbulo principal y Lyla tiene los nervios a flor de piel. No puede dejar de moverse, se alisa el pelo varias veces y mira a su alrededor. En una de esas miradas, se cruza con los ojos rojos de Lucifer y con un simple gesto, le sugiere que se tranquilice. Finalmente, el serafín Alistair aparece y los alumnos se separan para que él pueda pasar. Cuando pasa cerca de Lyla, se detiene y sin mirarla, susurra:

- Tengo que hablar contigo un momento. –

Lyla y el serafín Alistair se alejan del resto de alumnos para que nadie escuche.

- Estás poniendo a prueba mi paciencia, Lyla. – dice el serafín Alistair. – Si no fuera por tu madre, ya estarías expulsada de la escuela. –

- Visité a mi madre porque tenía ciertas razones para hacerlo. – contesta ella. - Si he cometido alguna estupidez, fue porque persigo unos objetivos. –

- Tus palabras tienen sentido, pero debes tener cuidado. – dice él. – Una cosa más, el chico de la torre este ha desaparecido y los arcángeles han descrito a una chica que le ayudó a salir y se parece mucho a ti. –

- No sé a que se refiere, la verdad. – contesta Lyla.

- Este ángel es muy peligroso, Lyla. Estaba encerrado por una buena razón. – dice él con calma. – Si has tenido algo que ver, nadie podrá salvarte. –

El serafín Alistair vuelve a subir las escaleras del vestíbulo y se gira hacia el resto de los alumnos. Mientras habla, sus gestos son rápidos y su voz parece cansada. Los gritos de sorpresa estallan cuando comunica que debería renunciar a su puesto. Levanta la mano para pedir silencio y continua su discurso.

- Tengo algo más que anunciaros. Los neutrales se enfrentarán a la tarea de la serpiente tentadora en la que tendrán que conseguir llegar a su guarida y matarla. – dice él. – Aquel que logre matarla, recibirá un tatuaje moc en su cuerpo en representación de la victoria. Este año hemos seleccionado a 3 candidatos que son Mónique, Donn y Lyla. –

Ante la mención de su nombre, sus piernas flaquean pues no está muy segura de lo que acaba de escuchar. Nunca había oído hablar de ese reto. Agárrense que vienen curvas.

Los misterios celestialesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora