CAPÍTULO 35

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Poco a poco, Lyla va volviendo en sí mientras el resto de los alumnos ha vuelto a la escuela. Ella, sin embargo, duda. Da unos pasos hacia atrás y se encamina hacia la torre para sacar a Lucifer de allí.

En la entrada hay dos arcángeles que antes protegían la puerta de Thorne, y ahora se encuentran en la entrada principal, por lo que entrar en la torre será complicado. Lyla se acerca a la entrada.

- Hola. – saluda Lyla.

Los arcángeles cruzan sus armas, bloqueándole el camino.

- ¿A dónde vas? – pregunta un arcángel.

- Está prohibido entrar. – sentencia el otro arcángel.

- Sólo quiero visitar a Lucifer. – dice Lyla.

- La entrada está prohibida para todos los alumnos de la escuela. – sentencia el arcángel.

- Pero... - intenta suplicar Lyla.

- La torre está cerrada. No hay más. – dice seriamente el otro arcángel.

Después de unos minutos intentando convencerles, le conceden 10 minutos, así que se apresura y sube las escaleras sin mirar atrás. Cuando llega a la torre, todo está oscuro, húmedo y hace frío, lo que hace que Lyla comience a temblar. Un breve susurro hace que Lyla retroceda, pero una mano la agarra y tiran de ella hacia la celda.

- No tengas miedo, soy yo. – dice Lucifer en la oscuridad.

- Sabía que eras tú. – dice Lyla.

- ¿Y por qué tiemblas? – pregunta Lucifer.

- No lo sé... - responde Lyla.

Lucifer se aleja y echa una mirada a Lyla. Enarca una de sus cejas y dice:

- ¿Has decidido encerrarte conmigo o pasabas por aquí? –

- Lo segundo, pensé que te alegraría verme. – contesta Lyla.

- No sé cómo lo haces. Traes muchos más problemas que yo y al final el que está encerrado aquí, soy yo. – contesta Lucifer.

- ¿Quieres que me encierren? – pregunta Lyla sorprendida.

- Solo si te encierran en la misma celda que yo. – responde Lucifer con voz sensual.

Ante aquel comentario, Lyla siente el calor recorriéndole por todo el cuerpo, pues eso es lo que provoca Lucifer en ella, pero se endereza y dice con voz queda:

- Las visiones me atormentan y no consigo dormir... Ahora tú también estás presente en ellas y, además, sé que tú también las tienes. –

Cuando Lyla termina de hablar, la cara de Lucifer adquiere una expresión más seria de los habitual.

- ¿Y qué es lo que hago en esas visiones tuyas? – pregunta Lucifer con curiosidad y perplejidad a la vez.

- Solamente gritas. – contesta Lyla.

Lucifer se aprieta contra las rejas de la celda.

- Alistair está loco si cree que todo ha terminado. ¿Puedes escaparte de la escuela? – pregunta Lucifer.

- ¿Qué? – responde Lyla sin entender.

- Creo que deberías alejarte de mí...Estas visiones nos unen y puede ser muy peligroso, así que debemos cortar el vínculo que nos une. – dice mientras golpea en las rejas.

- Siento comunicarte que yo no soy así, no pienso huir. – contesta Lyla desafiante.

Lucifer se queda quieto y mira a Lyla. Mira profundamente a sus ojos con la esperanza de encontrar respuesta a las preguntas que se arremolinan en su cabeza. De repente, empieza a respirar con dificultad, tira de Lyla y la atrae hacia él. Sus labios, calientes y húmedos, cubren los de ella con suma exigencia. Al sentir el deseo, Lyla se aprieta contra él, en un intento por sofocar su deseo que surge desde lo más profundo de su interior. Lucifer pone ambas manos en las mejillas de Lyla y la separa para mirarla detenidamente a los ojos. Los ojos de Lyla reflejan un deseo salvaje y Lucifer sabe exactamente lo que tiene que hacer y dónde tiene que tocar, consiguiendo que Lyla se estremezca de la cabeza a los pies. Sus manos ascienden y descienden por todo el cuerpo de Lyla y ella se entrega por completo a él, arqueándose a cada toque, mientras Lucifer pasa la lengua por su cuello y el lóbulo de la oreja, arrancando un pequeño gemido de la garganta de Lyla. En un segundo, todo se vuelve negro y Lyla se deja ir, sujetándose en los brazos de Lucifer para no caerse.

- Cuando mi padre te rompió el cuello, sentí mucho miedo y me di cuenta de que no quiero perderte. – dice Lucifer.

- Yo tampoco quiero perderte. – responde Lyla.

Lucifer va a decir algo más, pero se queda callado y se aleja hacia la oscuridad de la celda donde Lyla ya no puede verle. Enfadada, Lyla se da la vuelta con los puños apretados y se marcha en dirección a las escaleras. Sale corriendo y se dirige hacia la escuela con rapidez. Cuando llega, los ángeles están por todos los lados y se dirige con sigilo a su habitación.

Una vez en su habitación es incapaz de quedarse allí sentada sin hacer nada. Se tumba en la cama, se acerca a la ventana, sale al pasillo...

- Me estas mareando, Lyla. – dice Mindy preocupada.

- Lo siento, ya paro. – se disculpa Lyla.

Se tumba de nuevo en la cama y mete la mano debajo de su almohada y descubre que el espejo con el que se comunicaba con Thorne ha desaparecido. Sale corriendo hacia el pasillo y al llegar al patio ve a su madre rodeada de otros ángeles. Mira a Lyla con enojo e intenta decirle algo, pero se ve interrumpida por otro ángel que corre hacia ella.

- Becca, tienes que esconderte, rápido. – dice el ángel casi sin aliento.

- ¿Qué es lo que pasa? – pregunta ella.

- Satanás viene con un gran ejército hacia la escuela. – sentencia el ángel.

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⏰ Última actualización: Sep 20 ⏰

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