Parte 1.2

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Los rayos de la mañana se adentraron por la ventana; la luz reveló una cama vacía. El inventor salió al enorme patio, caminó sobre el húmedo césped y contempló las paredes deterioradas de un enorme almacén que contenía su laboratorio. Grandes y altas chimeneas se alzaban sobre el tejado de su laboratorio, con las puntas ennegrecidas por el humo, revelando los incontables años de funcionamiento.

Su respiración agitada y tosca resonaba en el silencio exterior; el aire caliente que salía de su máscara se condensaba al salir, dejando una estela de vapor a su paso.

Una vez alcanzó la pequeña casa de Line, tocó varias veces a la puerta. Preocupado por el silencioso interior, abrió la puerta; allí se encontraba Line, acobijada y profundamente dormida sobre el suelo. El inventor comprendió que quizás había juzgado mal a esa pobre niña.

En silencio, se abrió paso hasta el baño y observó el jabón intacto, al igual que los productos para el cabello; el cepillo de dientes, aún sin utilizar, reposaba en un pequeño vaso de madera sobre la pileta.

Se acercó hasta Line y colocó su mano sobre el hombro de la chica. La empujó de un lado hacia el otro, esperando despertarla, mientras pronunciaba su nombre.

Line despertó muy somnolienta y confundida por el lugar en el que se encontraba. Giró su rostro directamente a la fría y espeluznante máscara del inventor; su mente reaccionó rápidamente y Line trató de escapar resbalándose con la manta y cayendo de cara contra el suelo de madera. El sonido de un golpe, como el de un coco golpeando el suelo, invadió la habitación.

Con una risa burlona, el inventor comenzó a reírse de lo que acaba de ocurrir; cada vez que reía, una fuerte corriente de vapor salía de su máscara.

-"No te rías, además, tu risa suena tétrica debido al tono metálico que tiene tu voz", comentó Line molesta mientras tocaba la marca roja que le había quedado en medio de la frente.

El inventor se acercó a Line, apoyó sus manos al lado de su rostro y observó la marca roja de cerca.

-"No es nada grave, pero seguramente se te hará un chichón".

El inventor levantó a Line y la colocó sobre la cama de la habitación.

- "Esta cama es para que tú descanses; tienes todo el derecho de dormir en ella".

Line bajó la cabeza mientras presionaba sus manos contra el colchón; nunca había dormido sobre una cama tan esponjosa.

- "Me di cuenta de que no utilizaste los productos que están en el baño. He de suponer que no sabías qué eran".

- "Lo siento", respondió Line en silencio con vergüenza.

- "No te disculpes; fue mi error asumir que sabías cómo utilizarlos. Ven, acompáñame, te explicaré cómo utilizarlos".

El inventor entró al baño y fue tomando uno a uno los productos. Lentamente le explicó a Line qué eran y cómo utilizarlos, realizando mímicas para que entendiera cómo utilizar el jabón, el cepillo de dientes y los productos para el cabello.

- "¿Para qué es esta cosa blanca?", preguntó Line señalando al retrete.

Después de explicarle a Line lo que era el retrete y cómo utilizarlo, ambos salieron de la pequeña casa hasta el patio.

- "Observa bien a tu alrededor, Line. Todo este espacio verde estará a tu cargo".

Line salió y observó la enorme llanura.

- "Este jardín es extenso; ten cuidado a la izquierda, termina con un precipicio que da al camino por el cual llegaste. Al frente nuestro, el jardín termina en la mansión; a la derecha, esas enormes paredes son las de mi laboratorio, y detrás de nosotros colinda con un muro, y detrás del muro sigue la montaña".

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⏰ Última actualización: Jan 07 ⏰

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La mansión del Inventor - 333Donde viven las historias. Descúbrelo ahora