Cap. 1

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— Sr. Gojo, su esposa llamó para recordarle que tiene una cena con su familia hoy a la cinco de la tarde —dijo la secretaria en cuanto observó que las personas salían de la oficina del CEO.

Satoru Gojo quien se encontraba sentado detrás de su escritorio leyendo unos papeles asintió en cuanto escuchó a la secretaria terminar su oración.

— Muchas gracias, cancele mi reunión con el CEO de construcciones DG y agende para la próxima semana —mencionó mientras ojeaba los papeles frente a él— Srta. Miwa, dígale a mi asistente que entre.

— Claro —realizó una reverencia y salió rápidamente.

Unos segundos después un hombre pelinegro con anteojos entró.

— Si, señor.

El albino tenía una buena vida, era el CEO de una empresa internacional que era exitosa, una esposa que a pesar de no amar, era su fiel confidente y amiga; y un hijo de tres años que amaba. Su corazón no se sentía solo, estaba pálido, pero no era suficiente. Nunca lo era.

Y no lo mal entiendan, él amaba a su hijo, pero simplemente había un vacío en su pecho y una nube negra que se cernía sobre su cabeza que le exige algunas veces en parar, detenerse y dejar todo atrás.

Algunos días no podía levantarse de la cama, los peores días temía lanzarse de la azotea del edificio.

Si lo vieras desde fuera creerías que es alguien rico que lo tenía todo, una bonita familia, vienes y cosas materiales. Gojo no se sentía así, hace tiempo que no se sentía afortunado en ningún ámbito.

A sus treinta años había intentado quitarse la vida en tres ocasiones, tenía cicatrices en los brazos y una sensibilidad en el estómago que le impide consumir alimentos picantes o alcohol.

Su familia no era suficiente, nunca sería suficiente para alguien que algún día lo tuvo todo entre sus brazos y lo perdió.

— ¿Cariño? ¿Cariño te encuentras bien? —preguntó su esposa Utahime mientras lo tomaba del brazo.

— ¿Qué? ¿Qué sucede?

— Te perdiste por un momento y estás llorando —le dijo la mujer mientras le alcanzaba un pañuelo.

— ¡Oh lo siento!

La sonrisa era frágil, sus suegros estaban frente a ellos en el restaurante, agradecía estar en una zona privada ya que no sabría qué haría si demás personas se enteraban de eso.

— ¿Has estado bien, Satoru? —preguntó su suegro— ¿No estarás teniendo una recaída?

La mirada en los ojos de Utahime intentó silenciar a su padre, el ambiente cambió drásticamente.

Gojo no contestó en ese instante, y colocando una sonrisa hablo:— Me encuentro bien, esto no se que fue, no se preocupe.

— ¿Qué no nos preocupemos dices? —habló su suegra— ¡Claro que nos preocupamos! ¿Qué sucederá si tu decides que lo intentaras de nuevo? ¿Eh? ¿Y mi nieto y mi hija lo ven? ¿Has pensado siquiera en lo traumático que sería eso para ellos?

Los puños del albino se apretaron.

— ¡Mamá! —le recrimino Utahime— ¡Es suficiente! Satoru está en terapia y tiene medicación, todo está bien.

Gojo no sabia que decir ¿Qué diría? Estaba claro que ellos tenían la razón en desconfiar, él podría tener una recaída en cualquier momento y llevarse entre los pies a su esposa e hijo.

— ¿Lo está? Por qué mírale Utahime —le señaló su padre— Si todo se encuentra bien con Satoru ¿Por qué se desconecto de un momento a otro? ¡Eso no lo hacen las personas que están bien!

Amor Abandonado ⇝ SugusatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora