Amor Abandonado ⇝ Sugusato

Cap. 11

Satoru no sabe en qué momento llegó a estar sentado en el coche de Geto, pero ahí estaban los dos mientras el albino seguía llorando y el pelinegro estacionaba el auto en un parque no muy lejos de la casa del primero.

El albino le gustaría poder decir que era alguien fuerte y que había superado todo lo que tenía que ver con su familia hacía tiempo ya, pero no. Estaba claro que no, existía un diagnóstico médico que daba fe de ellos y una prescripción psiquiátrica.

No era fuerte, y enterarse que Akira Gojo no era su padre biológico lo hacía sentir ganas de vomitar.

O morirse.

Pero por el momento solo podía vomitar.

Después de bajar a trompicones del automóvil, y caer de rodillas en la tierra mientras seguía derramando lágrimas y llorando en silencio, apretó el poco pasto en sus manos. Quería sacar todo, el llanto, el maltrato, los sentimientos, las ideas suicidas y sobre todo los pensamientos estúpidos que alguna vez rondaron por su cabeza intentando justificar el desprecio de su no-padre.

Porque Akira Gojo había sido verdugo, abusador, de todo. Pero nunca un padre para Satoru.

Alguna vez fantaseó con la idea de enterarse del secreto por el que sus padres no lo querían y que se sentiría libre. Erróneamente creyó que comprendería porque ellos actuaban así, una enfermedad, la muerte de un bebé antes de su llegada o el recuerdo de algún amor, pero no.

La verdad no lo hacía sentir mejor y no quitaba todos esos años de abuso y maltrato en sus manos.

Las lágrimas estaban comenzando a mojar la tierra y el pasto, pero no lograba que la sensación abrumadora de pesadez dejara su cuerpo.

Hacía mucho tiempo que creía que no podría llorar más en su vida, estaba equivocado.

Cuando el llanto se volvió en un ataque de rabia y sus manos comenzaron a golpear la tierra con tanta fuerza como para lograr hacerse daño, Suguru lo tomó en brazos.

Satoru sabía que estaba mal, debía de soltarse, alejarse. Geto era otra de las personas que lo había hecho inmensamente triste, pero no podía. Necesitaba eso, un abrazo. La sensación reconfortante que generaba que alguien te sostuviera mientras tu mundo se caía a pedazos alrededor.

Era irónico que de la misma forma que lo había hecho sentir miserable estuviera logrando hacerlo sentir reconfortado y acompañado.

Pero ahí estaba llorando en los brazos de un amor que lo había abandonado en el pasado. Un amor que lo había hecho sufrir mucho, pero nunca tanto como sus padres.

La mente de Satoru se sentía cansada, algo le decía que debía de alejarse de ahí, él tenía una esposa, una familia. Pero no se creía con la suficiente fuerza para poder llegar hasta su casa o como para llamar por teléfono.

Era un hombre adulto que estaba actuando como un adolescente, lo sabía. Pero quería estar ahí, entre los brazos que creyó jamás poder volver a sentir a su alrededor.

Satoru no recuerda en qué momento perdió el conocimiento, pero cuando abrió los ojos estaba en su habitación, en la casa que compartía con Utahime.

¿Había sido un sueño? ¿Era posible?

Cuando intentó abrir la boca se dio cuenta que no, sentía su garganta seca y los párpados pesados. Girando la cabeza tomó su medicamento y un vaso de agua.