Sangre.
Agua.
De nuevo había demasiado sangre y agua.
Un grito.
Y miseria absoluta.
.
.
.
Santiago despertó agitado y gritando, como últimamente se le hacía costumbre, por un momento se dio el lujo de respirar tranquilo, pensando que todo lo que ocurrió en el metro había sido un sueño, sin embargo, al ver las figuras desconocidas delante de él supo que no era así. Tuvo ganas de desmayarse cuando también pudo comprobar los vendajes en sus manos dando a notar que, definitivamente eso había pasado.
- Por favor, no vayas a gritar o llorar. Casi provocas un terremoto –Bien, ahora si Santiago quería gritar o llorar al ver la figura de aquel motociclista desconocido en su departamento.
- ¡¿Cómo chingados te metiste?!
- El padrecito me dejó entrar, era lo menos que podía hace después de cargarte hasta tu casa –Dijo tranquilamente Alejandro mientras señalaba detrás de él la figura del joven que ahora se acercaba a ellos junto a la chica rubia que parecía que traía unas tazas de té para ellos.
- Gracias a Dios que despertaste –Dijo Lucas aliviado, dispuesto a revisar las heridas de su amigo, pero fue recibido por un manotazo del mismo.
- Que gracias a Dios ni que ocho cuartos –Alegó Santiago al tiempo que se medio sentaba en su cama, tratando de analizar como de repente había tantos desconocidos su departamento cuatro por cuatro- ¿Quiénes chingados son ellos? –Dijo a la defensiva señalando al motociclista y la chica rubia- ¿Quién chingados era la señora del metro? -Preguntó entre enojado y asustado- ¿Y qué vergas... era eso? –Dijo sintiendo todo el cuerpo temblarle al sólo recordar la mujer demoniaca del metro- ¿Qué pasó?
- ¿No lo sabe? –Por primera vez Santiago escuchó con claridad la voz de aquella chica, era ronca y tosca, contrastando su imagen- Debiste decírselo en cuanto pudiste.
- No había un momento para decírselo –Dijo Lucas apenado.
- No es pretextos.
- ¿A poco nunca se dio cuenta o algo por el estilo?
- Cállate, Ale. Que tú tienes menos de dos meses que te enteraste.
- Pero tenía mis sospechas.
- ¿Saben qué? –Santiago paró las conversaciones ajenas en seco- Ahorita lo que más me interesa saber es quienes chingados son ustedes –Dijo señalando a los desconocidos- No puedo tener más de tres personas en el departamento y mucho menos quiero que sean un par de desconocidos que no sé si me quieren robar.
- No tienes mucho que robar –Contraatacó la rubia- Lucas, ya dile la verdad –Dijo seria la mujer mirando de la misma forma al nombrado.
Lucas suspiro resignado y se sentó en la cama junto a su amigo.
- Mira ella es Ketsaly, Ketsaly Martínez y él es Alejandro Alba, ellos...
- Si algo sobre un retiro religioso, Lucas. Te juro que...
- ¡Escucha! –Gritó hartó Lucas. Hartó de ser interrumpido y hartó de ser el portador de esas noticias- A Ketsaly la conozco desde hace bastante tiempo, casi tanto como a ti, su familia son muy allegados a la iglesia, pero fue hasta que ella se mudó a la Ciudad de México que la empecé a conocer mejor. Ella...Ella es parte de un gran linaje...
![](https://img.wattpad.com/cover/359503198-288-k142313.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El llamado de los colibrís
HororSantiago de la Luna sólo quería vivir de la historia, nunca se imaginó que en eso vendría implícito el ser descendiente de una de las más grandes leyendas de México y tener que seguir con su legado.