VII

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Agua.

Había mucha agua de nuevo.

Estaba vez no había nada de sangre.

Y...

No era un sueño.

Santiago tuvo que morderse los labios con fuerza para no gritar ni llorar para no atraer de nuevo a aquella criatura cuando escuchó la confirmación de Lucas, que ahora tenía a Alejandro entre sus brazos tratando de reanimarlo o hacer algo para que despertara.

- ¡¿C-como que muerto?! –Gritó exasperado Santiago arrodillándose a lado de los otros dos muchachos y sus ojos se abrieron aún más cuando pudo comprobar que Alejandro no tenía pulso- ¡¿Qué hacemos?!

- Esto no era parte del plan...-Susurró Ketsaly mirando a todos lados, como si tratara de buscar o hacer algo, pero la semi diosa estaba igual en shock como los otros muchachos- No debería de pasar...

- ¡Claro que no debió pasar! –Gritó completamente exasperado Santiago. Eso definitivamente no era parte del plan. Ni la sangre que ahora cubría su rostro, ni las vendas de sus manos que volvían a sangre ni mucho menos alguien muerto y aunque no quisiera, sentía que eso era su culpa- ¡¿Qué hacemos?! –Gritó desesperado, porque a esas alturas de la vida se dio cuenta que la universidad definitivamente no lo preparó para algo como eso.

- ¡Cállate! –Lucas gritó, hartó. Hartó de la situación. Hartó de la desesperación de Santiago y la indiferencia de Ketsaly. Hartó de ser el único sensato en ese momento- No me dejan pensar...-Dijo en un gruñido ahogando y asustado. Estaba igual que los otros chicos, muerto del miedo y la preocupación, nunca se imaginó que realmente le tocario ver una muerte de primera mano a pesar de haberse preparado toda la vida para eso, Lucas cayó en cuenta que nunca estaría listo para algo como eso. Ahora tenía a un muchacho de su edad que apenas empezaba a ser su amigo, muerto en sus brazos. Sus ojos se humedecieron de inmediato allegado y asustado por todo y nada, pero ahora sobre todo alterado al sentir como el peso en sus brazos se removía- ¿Ale...?

- Padre...

- Imposible...-Dijo igual de asombrada Ketsaly.

- Estaba muerto...-Santiago no era tonto, eso no era normal. Menos al sentir como de pronto el ambiente a su alrededor se empezaba a tensar más. Como minutos antes de que esa cosa se apareciera- Le tomé el pulso... Estaba muerto.

- Ni haz de saber tomar bien el pulso...-Dijo quedito Alejandro entre abriendo sus ojos y hablando quedito y Lucas se sorprendió de sobre manera al ver el fuego de la vida tan resplandecientes en los ojos negros del hijo de El Charro- ¿Me morí y veo angelitos o es qué el padrecito está llorando por mí? –Alejandro trató de sonreír lo más coqueto que su estado le permitía antes de que tuviera que voltearse para vomitar sangre y agua de nuevo- Chingado...

- Lucas, suéltalo –Dijo de manera firme Ketsaly antes de tomar a Lucas de un brazo para jalarlo hacia ella- Esa cosa no es normal...

- Habló la que le salieron plumas de los brazos –Dijo en susurró quejumbroso Alejandro, escupiendo sangre y limpiándose la boca- Bruja...

- Nadie puede volver de la muerte así como así, no eres...

- ¿Un dios como tú? ¿Un semi dios? ¿Es lo que le duele a tu orgullo? –Dijo en un gruñido Alejandro, ya adivinando por donde iba todo ese asunto, aunque aun se sentía demasiado débil para pelear- Y yo pensé que nos estábamos llevando bien en las trajineras...

- Ahora cualquier hijo de vecino se cree con el poder divino...-Bufó hastiada, Ketsaly. Si Alejandro era capaz de algo como eso y ella no, entonces, ¿Qué significaba realmente ser lo que ella era? ¿Qué beneficio tenía esa maldición y ese poder con el que ella cargaba?

El llamado de los colibrísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora