Episodio V.IV: Tú, el que me dio la vida.

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- [Comando de Activación Aceptado, Liberando Potenciador]

- ¡No puede ser!

El cuerpo de Azus brillaba cegadoramente

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El cuerpo de Azus brillaba cegadoramente. Su potenciador la había dotado de una fuerza increíble, a tal grado que su oponente, sangrando, retrocedía ante la imponente presencia de aquella figura infantil e inocente que le plantaba cara.


- Escucha, -Dijo el demonio. - No tienes que hacer esto, ¡Está pelea no tiene nada que ver contigo!

- Cualquiera que se atreva a hacerle daño a mi maestro, tendrá que vérselas conmigo también. No te mostraré piedad, ¡Simplemente porque no la mereces!

- ¡Podrías formar parte de nuestro ejército! Mi señor pronto dominará este universo, y estoy seguro de que, si le eres leal, tendrá un lugar para ti en este nuevo mundo

- Solo le debo lealtad a un hombre, y su nombre es Sir Vandal.

- ¡¿Por qué?! - La voz del demonio temblaba. - ¡¿Porque ese maldito mocoso es tan importante como para arriesgar tu existencia?!


Las palabras desesperadas de Karifax resonaron en los receptores auditivos de Azus. Aquella pregunta, le hizo recordar sus inicios, volviendo a aquel momento en el que conoció a su maestro por primera vez, mientras se abalanzaba contra aquel demonio y se enfrentaban en una batalla increíblemente destructiva


[Abriendo Bancos de Memoria]

Han pasado diez mil doscientos cuarenta y tres años, cuatro meses, cinco días, catorce horas, doce minutos con treinta ocho segundos y contando desde mi primera activación. Mucho tiempo, tomando en cuenta que llevo más del noventa y nueve por ciento de todos esos años en un profundo letargo.

¿Cómo empezó todo? [Buscando Registro] ¿Cómo fue que llegue aquí?


[Abriendo archivo]


Ah, ya veo. Así que todo empezó con él.

Es... Es una lástima que no recuerde todo lo que hemos pasado juntos, pero hasta donde yo sé, fue el quien me programo con una orden específica...


~ [Comando aceptado, cargando recuerdo actual]


¿Maestro?

Aquel niño, mi creador, lo recuerdo.

Ese día, la guerra estaba en su punto más alto. Cientos de cadáveres, de razas diferentes. Mi Maestro y un hombre a quien llamaba "Hermano" habían intentado negociar la paz entre los humanos y los Atlantes. Sin embargo, los humanos, siendo tan tercos como lo han sido desde su propia creación se negaron, y los Atlantes, quienes no eran capaces de pensar por sí mismos, desterraron a mi maestro, desencadenando toda una serie de eventos desafortunados cuya culminación fue la caída de Atlantis y la casi extinción de la raza humana.

Las Crónicas de Vacuum: Lado A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora