<< pov. jungkook >>
Me desperté al sentir frío en la parte superior de mi cuerpo. Todavía medio dormido, deslicé mi brazo por el colchón en busca de Aerin para atraerla hacia mí. Cuando no pude sentirla, abrí los ojos e intenté adaptar mi vista dentro de la oscura habitación. Su lugar seguía cálido, así que asumí que había bajado para usar el baño.
Al darme cuenta de que la puerta del balcón estaba abierta, me incorporé sobre la cama y me levanté para cerrarla. Una vez que le eché el pestillo, me di cuenta de que mi garganta estaba seca. Pensé en bajar a la cocina por un vaso de agua pero, antes de que mi cabeza fuera capaz de unir mis pensamientos con mi fuerza motora, escuché un grito que me hizo despabilarme de inmediato.
Aerin.
Como si me hubieran echado encima un balde de agua helada, corrí escaleras abajo mientras gritaba desesperadamente el nombre de los chicos para que salieran de sus habitaciones y me auxiliaran en lo que fuera que estuviera sucediendo. Sin embargo, no espere a ver si había logrado sacarlos de sus ensoñaciones. Solamente podía pensar en volver a tener a Aerin frente a mí.
Salí al pórtico y, totalmente exasperado, corrí directo hacia el bosque mientras seguía escuchando los alaridos de la chica a lo lejos. Podía oír mis propios jadeos mientras me hacía camino entre la oscuridad, las ramas y la tierra; me sentí aturdido, pero no dejé de correr a pesar de sentir que mis pulmones se saldrían de mi pecho por el azorado palpitar de mi corazón. Percibí la voz de quien me pareció ser Namjoon llamarme desde atrás, pero no me detuve hasta que llegué a la orilla del risco en donde por fin pude tener un panorama completo de la colina, el pueblo y la bahía.
Por un segundo tuve que recordarme que estaba despierto y que esto no se trataba de una pesadilla. Mis ojos parpadearon varias veces para acostumbrarse y procesar los enormes fogonazos de fuego que estaban incendiando el nuestro y absolutamente todos los demás barcos atracados en el muelle, con excepción de uno.
Logré ver a la distancia a dos figuras masculinas que llevaban a Aerin casi a rastras mientras ella forcejeaba con lo que parecían ser todas sus fuerzas. Por la altura y complexión, identifique a Sangjin y Wooje. Mi pecho se hundió por completo y sentí mi cuerpo volverse hueco debido a la desesperación, pero me las ingenié para seguir yendo hacia ellos.
— ¡Aerin! — grite.
Pero era inútil. Estaban demasiado lejos. Me dio la impresión de que todo sucedía en cámara lenta, pero al mismo tiempo dolorosamente rápido.
Seguí corriendo mientras los veía subir a la única embarcación que no estaba incendiándose. El aire me entraba por la nariz como si fuera un cúmulo de navajas. Tropecé y rodé algunos metros colina abajo, pero me levanté de nuevo velozmente. Aún así, mis intentos no parecían servir de nada.
Una vez que abordaron por completo, el barco comenzó a alejarse de la orilla. La bahía también había comenzado a incendiarse, así que me vi obligado a correr por la playa.
— No... — logré decir, casi falto de aire. — ¡No!
Mis pies hicieron contacto con el agua salada y yo seguí corriendo como si no me diera cuenta de que no había más camino por el cual ir tras ellos. En eso, Hosan se asomó por la popa del barco. Su semblante era maquiavélico; parecía satisfecho de verme desolado. Vi a Wooje aparecer junto a él mientras sujetaba a Aerin. Le habían cubierto la boca con un paño, así que no podía hablar. Aun así pude escuchar destellos de sus quejas y resistencia. Sin embargo, fue la mirada en sus ojos marrones lo que acabó por destruirme; estaba llena de un terror que nunca antes había estado en ella.
— ¡Aerin!
— ¡¿Te gusta el souvenir que conseguí?! — me gritó Hosan, sosteniendo a Aerin de las mejillas con bastante fuerza para mantenerla mirando hacia el frente. Ella logró zafarse al hacer su cabeza hacia atrás. — ¡Es algo mordaz, eso sí!
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mar del este 2 • jjk
Fanfic❝ Algunos no navegan porque están más seguros en tierra, pero yo te seguiría a lo gran desconocido. ❞ Después de un sinfín de líos y obstáculos, Jeon Jungkook y Shin Aerin por fin tienen la vida que siempre estuvieron destinados a vivir; cerca del m...