ONE SHOT 17.

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¡ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO PUEDE CONTENER TEMAS FUERTES COMO ABUSOS SEXUALES, POR FAVOR, SI ERES SENSIBLE NO LO LEAS!

Limpio con delicadeza el mostrador, para luego pasar la escoba por el suelo, barriendo la suciedad.

Al fin puedo descansar. Me quito el delantal y lo cuelgo en el vestidor. Juego con la llaves en mis manos caminando hacia la entrada.

Meto la llave en la cerradura una vez que estoy fuera, asegurándome de que está cerrada.

No puedo evitar poner una sonrisa en mi rostro cuando veo mi local, el cual antiguamente fue de mi abuela pero pasó a ser mío y de mi madre en cuanto ella falleció.

Unos pequeños círculos blancos luminosos rodean la palabra "Ginevra", que era el nombre de mi bisabuela y ahora es el nombre de nuestra pastelería.

Según la abuela Giulia, su madre era un ser de luz: siempre cuidando de ella y sus hermanos y ayudándoles cuando más falta les hacía.

Me hubiera gustado conocerla, pero lamentablemente murió en 1999 de un infarto.

Me pone triste el hecho de que pasó sus últimos años de vida enferma, y que cuando se había recuperado completamente volvió a recaer y esta vez para no volver.

Pero bueno, no me voy a poner sentimental.

No me siento segura en esta parte de la ciudad, sobre todo sabiendo que este lugar es uno de los más peligrosos de Arizona.

Trato de olvidar ese dato y me pongo en camino hacia casa.

Me distraigo con el móvil, contestando alguno que otro mensaje.

De repente siento mi piel ponerse de gallina: veo por el rabillo de mi ojo dos sombras. Apresuro mi paso empezando a híperventilar.

«Todo está bien, tranquila».

Por mucho que me lo repita a mi misma, no puedo dejar de pensar en lo peor.

Una mano me sujeta del brazo y me empuja contra la pared. Rápidamente el dolor se extiende por mi columna y suelto un jadeo.

—Qué linda muñequita, ¿no crees John? —la mirada que me lanza ese depravado no me gusta ni un pelo.

—Por favor no me hagáis nada —ruego—. Coged todo pero dejadme en paz, ¡por favor! —lloro entregándoles mi cartera.

El chico que ha estado en completo silencio, al parecer nombrado como "John", coge bruscamente mi cartera y saca todo el dinero para proceder a guardarlo en su bolsillo trasero.

—Es muy poco —el chico sin nombre habla —¿Qué tal si nos pagas mejor?

Gimo cuando coge mi pelo violentamente. Por más que ruego, más se divierten.

Siento la mano de John bajar la bragueta de mis vaqueros y me obligo a no vomitar cuando siento la comida revolverse en mi estómago.

Una sombra coge a John por el pelo y le suelta un puñetazo en la mandíbula del cual estoy segura que quedará un gran moretón.

El chico sin nombre intenta defenderse del tipo nuevo, pero no lo consigue y se va corriendo, dejando a John inconsciente en el suelo.

Me tiro a los brazos de mi defensor como si no lo hubiera visto por años pero lo cierto es que ni siquiera lo conozco.

—¡Joder, muchas gracias! —no puedo dejar de sollozar mientras hablo.

Trato de decir algo pero el tipo me abraza contra él y me carga cual bebé.

𝐊𝐈𝐍𝐃. 𝙼𝚒𝚐𝚞𝚎𝚕 𝙼𝚘𝚛𝚊 - 𝗼𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora