𝐊𝐈𝐍𝐃. 𝙼𝚒𝚐𝚞𝚎𝚕 𝙼𝚘𝚛𝚊 - 𝗼𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀.

ONE SHOT 01.

Wendy llevaba tiempo buscando una buena niñera para que cuidara de sus hijos más pequeños: Alondra, Evany y Sebastian.

Estaba asustada ya que dejar a sus pequeños junto a una desconocida no era muy buena idea, pero realmente estaba ocupada con el trabajo y Miguel no tenía tiempo para cuidarlos por la escuela.

Buscando por internet dio con una chica joven, de 16 años que buscaba trabajo. Pronto se puso en contacto con la muchacha de cabello negro y ondulado, ojos grises y piel pálida, llamada Riley.

El lunes a primera hora, la nueva niñera ya estaba en la puerta lista para cuidar a los nuevos niños. Se había mudado hace 1 mes exacto a Arizona, Estados unidos, y había perdido su antiguo trabajo como niñera en Australia.

Wendy abrió con una sonrisa enorme en su cara, preparada para conocer a la niñera.

Riley no tardó en corresponder la sonrisa, y aunque odiara mostrar sus sentimientos, no pudo evitar hacerlo al ver a la señorita Wendy, puesto que inmediatamente le dio unas muy buenas vibes.

La pelinegra no era muy fan de los niños, podía llegar a decir que hasta los odiaba, pero ese fue el mejor trabajo que pudo llegar a conseguir.

Miguel se había ido a la escuela hace una media hora, y Wendy no le pudo comentar nada de Riley así que sería una sorpresa cuando la viera.

Rápidamente dejó pasar a Riley para conducirla hasta los niños, que cuando la vieron actuaron de diferente forma cada uno.

Evany, le mostró una grande sonrisa, mientras que Alondra se puso en pie para saludarla amablemente y Sebastian, hiperactivo, empezó a saludarla mientras saltaba a su alrededor.

Las dos más mayores no pudieron evitar reír ante sus reacciones.

—Bien, ahora que ya los conoces, debo irme al trabajo.— Wendy puso una mano en el hombro de la chica suavemente frotando con amabilidad.—Por favor, cuida a mis niños. Confío en ti, Riley.— sonrió.

<<Pórtense bien, niños.— esta vez se dirigió a sus pequeños.

Cuando Wendy se fue, los niños empezaron a preguntar varias cosas sin dejar tiempo de responder, mareando un poco a Riley.

—Despacio, por favor.— la voz de Riley era muy suave, y en cierto punto era algo que le encantaba a los niños, los hacía sentir más seguros y confortables.— Uno por uno, chicos.— les dijo.

Y así, cada niño empezó a hacer varias preguntas, alguna de estas fueron: ¿te gusta Spiderman? ¿Tienes novio? ¿Cuántos años tienes?

Y mucho más...

Riley planificó varias actividades en casa para que no se aburrieran, y las apuntó en un papel para que los niños eligieran cual hacer primero.

Entre todas las opciones, la primera fue hacer una competición de dibujos.

(...)

Llevaban unas horas haciendo varias cosas, y ya eran casi las 12 de la mañana, exactamente eran las 11:49 a.m.

Miguel llegaba a las 12:15, cosa que solo sabían los pequeños.

—Mmm, ¿quieren ver una película?— dijo alzando las cejas la mayor de allí.

Los niños, emocionados, gritaron que si.