IV

327 55 13
                                    

No deseaba exagerar, sin embargo, debía admitir que comenzó a eso de los diez y recién, una y media de la mañana, detrás del computador de la morgue investigando el caso de la muerte de Taehyung.

Rondaban demasiados rumores que rondaban al chico, sobre todo de compañeros de la universidad; engreído, poco humilde, altanero, fácil. Mil y un adjetivos descalificativos, y el peor fue el que leyó en un periódico viejo que estaba en un foro de caso de asesinatos antiguos de Corea, que ponía: “Era homosexual, era claro que algo así le pasaría, más si metía con su profesor de artes visuales... Una lástima”.

—La gente es una verdadera mierda... —Susurro cerrando aquella ventana y anotándolo en un bloc de notas junto al teclado.

Si Min lo pensaba, el caso de Taehyung hubiera ocurrido en tiempos actuales, sería lo mismo. La gente no avanzaba.

Miró el cuerpo del hombre decapitado, aún seguía allí tendido sin poner una mano encima para examinar bien que ocurrió, lo único que tenía es que ese forense estuvo en el caso de Kim Taehyung, algo sabia o algo descubrió para que lo asesinaran de ese modo. Si era sincero consigo mismo, su estómago ni su mente estaban listas para ver algo de ese nivel, pero debía hacerlo. En dos días vendrían por los cuerpos para velarlos. Suspiro, apagó todo y encendió al cámara para tomar fotos y su grabadora de voz.

Comenzó en una examinación encéfalo caudal, es decir de cabeza a pies, hayo pocos hematomas, pocas laceraciones o heridas externas que indicaran algún tipo de lucha antes de que lo decapitaran. Solo quedaba la cabeza. Sin más la tomó y la miro por todos los lados posibles, en la zona que sé única a la columna había un pequeño cabello, lo llevo a la luz, agarro una pinza y una bolsa de plástica para laboratorio. Una vez cogió el cabello lo puso dentro y lo marco para mañana a primera hora llevarlo al laboratorio del edificio. Lo dejo sobre la mesa.

Continuando un poco revisando la cabeza, la parte en donde fue dañada, efectivamente fue con un arma grande y contundente, filosa por lo demás. Claramente, fue el machete de doble filo que encontró por internet y que coincidía con la foto de la escena, el crimen. Anoto en la pizarra algunos puntos.

A eso de las tres de la mañana, descanso, sentía que aún le faltaba. Ya lo reviso por dentro, los órganos no presentaban laceraciones internas, solo era externo y específicamente en la cabeza. Anoto que había una contusión a nivel occipital, concluyendo que lo golpearon y antes de despertar llevaron a cabo la masacre, cortando su cabeza de un solo movimiento.

Se sacó los guantes y los botó. Se apoyó en el escritorio, se rascó la nuca, frutado.

Luego se quedó mirando el frasco de las pastillas.

¿No te las vas a tomar? —preguntó alguien. Yoongi levanto la mirada y ese “alguien” era Taehyung.

—¿Debería? —Atacó con otra pregunta y cruzándose de brazos.

Es una forma de permanecer cuerdo en este lugar. —Sonrió. —Sé de qué son esas pastillas y admito que me quedé algo preocupado por tu diagnóstico.

—No tengo esquizofrenia, mi madre me las dio sin que yo supiera. —Le respondió de manera hostil. —No me conoces para nada, así que no opines. —Camino hasta donde tenía la bolsa de laboratorio mirando el cabello. Era oscuro, medio azabache. De pronto miro a Taehyung. —¿A qué viniste? —Le quiso seguir conversando para poder sacarle algo de información.

De compañía —respondió con desdén.

—Me inclino más a la soledad.

­—Estar solo en un lugar silencioso, rodeado de cadáveres, no es grato.

INSANE [Yoontae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora